04 noviembre 2010

ERIDOR 1. creando Banthakhän (parte 2)

-¡¡¡corred es un lobo!!!


Echaron a correr en dirección contraria al animal, y cuando se habían alejado lo suficiente, se dieron cuenta de que Colin no estaba con ellos. El chico se había quedado paralizado delante del lobo. Tenía un tamaño descomunal, y un frondoso y suave pelo, blanco como la nieve, los pequeños ojos de color verde intenso y el hocico bien negro.

El potente lobo, se sentó medio metro delante de Colin. El chico asustado, extendió el brazo, con la palma de la mano hacia arriba, y la acercó con cuidado, poco a poco, al hocico del lobo. Este la olisqueó y agachó la cabeza, de modo que Colin pudiese acariciarlo. El chico estaba maravillado, ante el animal. Estuvo un buen rato acariciando al lobo, como si fuera un perro.


-Eres precioso- dijo el chico- me recuerdas a...- Algo le vino a la cabeza. Ese lobo no se parecía, es que ese era su lobo, era Mosh.


-¿Mosh?-


-efectivamente- dijo, con una potente voz, el lobo. Colin cayó al suelo de culo, asustado-No tengas miedo. Soy yo. Te he echado mucho de menos Colin.

-pero... si hablas-

-si. Ya te explicaré. Ahora debemos reuniros a los cuatro-

Uno al lado del otro, fueron por el camino. Encontraron a los otros y volvieron al claro, donde se sentaron en fila.


-chicos... debo deciros algo... – el pobre Colin no sabia ni que decir- ¿os acordáis de que tuve un lobo?- el grupo afirmó- pues este es Mosh... aún no se ni cómo ni pórque está aquí, pero... ahora va a explicarnoslo.

-¿Colin estás bien?- dijo preocupado Eaoden

-estas loco- afirmó Razarc


-este sitio, es maligno, noto su mal aura- la chica estaba asustada


-Colin dice la verdad- dijo Mosh. Los chicos gritaron asustados, y Judis estuvo apunto de volver a echar a correr- no os preocupéis. Yo os ayudaré-


-Mosh... Mosh... ¿Cómo es esto posible? ¿cómo es que hablas?- quiso saber Colin


-mejor, ¿dónde estamos?- preguntó Razarc


-preferiría saber como volvemos- dijo Judis


-tranquilos, tranquilos- dijo Mosh- empecemos. Colin, ¿recuerdas que me dejaste en la cueva, donde me encontraste tiempo atrás? Cuando te fuiste me quedé ahí esperando por si regresabas. Pasaron los días, llovía, y no volvías. Uno de esos días fui a beber a un charco, y me extrañó no ver mi reflejo en él... metí el hocico, y caí en la nada.


“Todo era totalmente blanco. Pero mi cuerpo no reflejaba sombra alguna y no había absolutamente NADA. Di un par de pasos, y miré atrás, me di cuenta que mis pisadas se convertían en tierra. No tardé en crear el mundo, pero era totalmente liso y llano. Dando pesados saltos, creé las montañas, y de una lagrima hice los mares. Después, descubrí que al exalar creaba la vegetación, y creé los bosques. Pero no he conseguido crear animal alguno, me faltaba algo, y ahora ya se lo que es.”

-eres... ¿el creador de este mundo?- dijo maravillado Eaoden


-eso parece- contestó el lobo


-eres fantástico- dijeron Colin y Razarc

Pasaron el día hablando y jugando, cenaron manzanas, y sobre un buen monton de hojas que creaban unas cómodas camas, durmieron tranquilos y con una temperatura ideal.


Eaoden, despertó con el suave cantar de los pájaros. Y tardó en reaccionar.

-antes no había pájaros... ¡los ha creado esta noche! ¡¡Mosh!!- dijo asombrado para sí mismo y corrió hasta el lobo que dormía y lo despertó gritando-¿¡¡cómo lo has conseguido!!?-

Mosh se desperezó, y a su lado Colin hizo lo mismo. Y después de bostezar el lobo dijo

-Una sola gota de vida, que no fuera la mia, era lo que necesitaba para dar vida a los animales. De todas las clases que existen y de las que no


-¿has creado desde águilas, jirafas, hasta mariquitas?- pregunto Razarc que se había despertado, junto con Judis


-y mucho más. He creado minotauros, hombres gato, faunos, sirenas, centauros... incluso dragones, enanos, elfos, hadas y unicornios-


-¡¡eso es fantástico!!- gritaron los dos chicos emocionados.


-pero no llego a comprender a los humanos del todo, y no he conseguido crearlos-


-¡no importa! Lo que has hecho es grandioso. Me encantaría ver unicornios y elfos- dijo Colin


-a mi dragones- dijo Razarc
 
-podemos ir a visitarlos- dijo feliz Mosh


Pasaron el día de visitas. Conocieron docenas de animales parlantes, todos simpáticos y amables. Llegaron a ver familias y manadas de hermosos unicornios, pero no pudieron hablar con ellos, ya que ellos solo hablaban contadas veces. Parecía que todas aquellas criaturas llevaran años en ese mundo, tenían sus hogares y costumbres como si fueran milenarias.

Después de comer, fueron a ver a los dragones. Vieron de todo tipo colores y de diferentes razas. Estoas animales eran tan inteligentes como los humanos y se podían comunnicar con ellos mentalmente, ya que de sus bocas solo salían rugidos y llamaradas.

Ese día tanto dragones como chicos se quedaron tan impresionados de conocerse, que los dragones otorgó un huevo a elección de cada chico, cada que los humanos y los dragones estuvieran unidos para la eternidad.

Colin eligió una raza de dragón llamada Ghazhak, se distinguia del resto por ser el mas robusto. De su cabeza salían dos cuernos hacia atrás y una fila de puas que llegana hasta la cola, tenía cuatro patas y dos ernormes alas. El huevo que le ofrecieron a Colin era de color rojo intenso. Eaoden por su parte escogió la raza Skrahós, muy parecida a los Ghazhak, pero de colores más claros, y acostumbrados a vivir en lugares frios y se distinguen perfectamente por ser los únicos dragones que en vez de escupir fuego escupían una ráfaga de aliento helado. El huevo de Eaoden era de un azul electrico. Razarc se encapricho de los Azwakh, unos dragones mas alargados y parecidos a las iguanas, con cuatro patas y alas. Y su huevo era de color verde oscuro. Por último, Judis que no parecía nada feliz desde que estaban ahí, por una vez pareció algo emocionada al coger en brazos un huevo negro de la raza Ghazhak.

Después de que los dragones les entregaran los enormes huevos, Mosh los condujo a un pueblo en mitad del bosque. Cuando llegaron era el anochecer y les dieron una festiva bienvenida en uno de los pueblos élficos. Esa noche Eaoden y Colin, quedaron flechados por dos hermosas elfas, con las cuales hablaron y rieron toda la noche. Después de la fiesta de bienvenida, los invitados, fueron a descansar en habitaciones distintas, del eficicio central del pueblo, que era un enorme árbol, y al igual que el resto de la cuidad había sido creado, cantando a los árboles.

A mitad de la noche, Colin se despertó asustado. Su habitación se veía completamente roja. Por un momento pensó que ardía en llamas, pero no era así. Un ruido salió del huevo de dragón que estaba en la mesa de noche. Era el huevo que lo iluminaba todo. Se incorporó, y se quedó observando el huevo, que empezó a crujir. Estaba muy atento y vio como lentamente el huevo empezó a desquebrajarse. Pasaron los minutos y pudo ver una pequeña patita roja.

Pasó un cuarto de hora, y el pequeño dragón no conseguía salir, por mucho que lo intentara. Así que el chico con mucho cuidado arañó un poco la cascara y abrió un pelín el huevo, dejando al descubierto un dragón rojo, del tamaño de un gato grande. Sus púas y ojos eran negros. Parecía tan indefenso... el pequeño dragón gruñía. Él, un poco asustado, le acercó la mano para que la oliera. En cuanto sus cuerpos chocaron sintió un fortísimo dolor de cabeza, que lo dejó sin aliento y le vió obliado a cerrar los ojos. En cuanto recuperó el aliento, vio como el dragón le miraba fijamente a los ojos, igual de extrañado como él. Y se pasó la noche acariciando a la cría que le parecía extrañamente débil.

A escondidas se fue a la cocina y robo algo de carne cruda para su pequeño dragón rojo. Al volver se pasó la mayor parte de la noche hablándole al dragón ya que sabía que un dragón podía ser tan inteligente como él e incluso más, pero al final cayó rendido ante el sueño.
 

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