Cuantos días al sol, cuantas buenas horas de tranquilidad.
Antes de ir a trabajar al colegio y enfrentarse a 20 niños malcriados en una mesa de comedor, ella se para en ese banco. coge el bus una hora antes de lo necesario para poder tener su rato de relax. Una hora de tranquilidad sentada en un banco al sol, frente al mar. Una pequeña playa ahí abajo, un par de hoteles en primera línea de mar, tres islotes a una distancia de nado desde la playa, y el enorme Mar Mediterráneo. Azul tranquilo con sus veleros, paseando tranquilamente por las calmadas aguas que nos brinda este maravilloso mar.
y con esos ingredientes, ella abre un libro, cada pocas semanas trae uno nuevo, se pone los auriculares, y con la música se sumerge en el nuevo mundo de fantasía que le ofrece el libro. Distintos sentimientos y emociones recorren su cuerpo durante esa hora aproximadamente, hasta que suena la alarma del móvil, y por muy emocionante que esté la historia en ese punto, ella debe colocar el punto y cerrar el libro. Es hora de enfrentarse a la realidad, y a esos mocosos malcriados, pero que día a día van llenando su corazón.
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