sentimientos fallidos

Tenía ganas de desplegar las alas y alzar el vuelo, surcar los aires y ser libre.
Buscar la felicidad, el amor propio y todos esos bonitos sentimientos, olores a flores y esperanza

Entonces recordé que no soy una mariposa y no tengo alas.

Ideas en las nubes

Una despejada mañana tres amigas, sentadas en unas hamacas en un patio trasero, hablando del porque de las cosas, surgió una pregunta que todo friki se ha hecho alguna vez en su vida:


-¿A qué huelen las nubes que no huelen? - Elen planteó la pregunta


-A flores que no huelen. - contestó decidida Aune


-¿Y a qué huelen las flores que no huelen? - volvió a preguntar Elen


-A ideas, claro.- contestó finalmente Sivraa


-¡Ahhhhhh! Entonces... si las nubes que no huelen huelen a flores que no huelen y las flores que no huelen huelen a ideas, las nubes que no huelen... ¡huelen a ideas! - concluyó Elen


-Claro, por eso cuando miramos a las nubes, su olor nos inspira ideas y vemos formas. - Dijo Sivraa observando las nubes


-Nos imaginamos perritos y árboles y dragones... - finalmente dijo Aune


Después de comer, el cielo comenzó a nublarse, y por la tarde las nubes descargaron su consecuente lluvia. Al principio no dimos crédito a lo que nos ocurría. Disfrutábamos como siempre de mojarnos bajo la lluvia de verano (supongo que muchos entenderéis esa sensación y bienestar). Poco a poco nos fuimos dando cuenta de que nuestro ingenio iba en aumento, y nos dimos cuenta de que ese suceso verificaba que nuestra gran teoría, desarrollada esa misma mañana, era cierta.


Las nubes, al descargar la lluvia, arrastran sus ideas, absorbidas en su mayor parte por los árboles, y al convertir a estos en cuadernos, láminas de dibujo, lápices... nuestras ideas pueden ser plasmadas directamente a esas hojas.


Nos dimos cuenta de que estábamos rebosantes de ideas, a cada cual más fresca y fantástica. Y ahora me pregunto... ¿Vosotros lo notáis también? ¿Notáis las grandes ideas que vienen cuando estáis bajo la lluvia?

Cosas que salen del corazón

A veces uno parece olvidar lo que tiene cerca, y solo se da cuenta de ello cuando lo pierde.

Yo pensé que lo había perdido una vez, y estuve apunto de hacerlo, pero el destino decidió que no fuera así, y hoy en día se lo agradezco.

Pasamos momentos muy malos, grandes riñas y mal entendidos, pero al final los buenos momentos son los que realmente importan, pequeñas cosas día a día hacen que los sentimientos vayan a más o a menos, y yo se lo difícil que es demostrarlos en nuestro caso, ni a uno ni al otro se nos dan bien estas cosas, y confiamos en que el otro ya sepa lo que sentimos, pero a veces es necesario decirlo.

Un gesto, una mirada, una sonrisa, a veces un abrazo que normalmente sale de mi, no es propio de él, rara vez un mensaje, un favor, "acompáñame a...", "me aburro en casa ¿Vienes?"....

pequeñas cosas, que se podrían dedicar a cualquier otro, pero cuando me las dedica a mi, me hace sentir bien, sobretodo en momentos en los que siento que no valgo lo suficiente, que no alcanzo el nivel necesario para ser amiga de nadie, ni para llegar a nada, que me siento sola.  Es en estos momentos en los que lo necesito más que nunca. 

En otras ocasiones ya me rescató de situaciones parecidas, y de cualquier otro tipo. Ahora me viene a la cabeza, cuando estaba en 2º ESO y me fracturé la muñeca, que salí del instituto y la primera persona a la que llamé fue a él, quien salió del trabajo a toda prisa, para llevarme a urgencias en la moto. Por eso, por estar siempre ahí cuando le necesito, le dedico esta entrada a mi hermano. 

No será la persona más perfecta del mundo, puesto que está lleno de defectos, igual que lo estoy yo, el vecino y tú. Pero es mi hermano y le quiero, más de lo que él se imagina, y no quiero que eso cambie nunca.

Ahora mismo no se que más decirle, ya que las lágrimas empañan mis ojos. Me siento estúpida, así que terminare diciendo.

Te quiero Toni, gracias por ser mi hermano.

Todo tiene un precio

Después de tantos años, por fin lo había conseguido.

Ella estaba en su casa, pasaría la noche. Muchas más noches. Más de las que él alcanzó a imaginar nunca. De hecho no sabría cuando se marcharía de allí.

No terminaba de ser como él tenía en mente, pero con el tiempo las cosas terminarían por ponerse en su sitio. Aunque por el momento no se encontraba del todo a gusto con la situación.

Él le había pedido repetidamente que se quedara en su habitación, pero ella una y otra vez rechazó la idea y terminó instalándose en el cuarto de invitados, donde pasó la noche llorando desconsoladamente, gritando con la cara hundida en la almohada, hasta quedarse sin voz y durmiéndose por agotamiento. Él podía escuchar perfectamente la agonía de la chica, desde la habitación de al lado.

Y esas noches fueron las que le hicieron sentirse como una escoria. Daba gracias por tenerla en casa por fin, después de lo mucho que la había deseado en silencio. Después de tantos años siendo solo un amigo. Pero...

¿Cómo podía sentir algo de felicidad en esos momentos? Momentos de tristeza, de pérdida y melancolía. Se dijo a si mismo que todo tiene un precio

Ella había perdido a la persona que amaba, a su compañero. La persona que la comprendía, la alegraba y quien la compenetraba. La única persona que realmente la amaba.


O eso pensaba ella.

Felicidad

Esa sensación escondida en alguna parte de mi ser.

Perdida entre las sombras buscando una salida a la superficie,

una salida para ser mi rostro, para que toda yo sea feliz,

Pero está atrapada entre los retorcidos brazos de la tristeza.

Una tristeza que ha sido secuestrada por la soledad de mi interior.

Sorprendentemente la felicidad encuentra alguna ventana a mi rostro

se cuela en el primer puesto de la fila de sentimientos,

y aunque sea por un instante me siento la chica más feliz del universo.

Siento que me persiguen

Es una sensación, que no podría asegurar si es cierto o es mi imaginación.

Viene sin avisar, y normalmente con los mismos síntomas.

Mi garganta se reseca, los labios se me agrietan, siento una irrefrenable

necesidad de algo que desconozco.

Y ahí está otra vez, me giro y lo veo.

En una esquina o la otra, en una pared, o un cuadro.

A veces son imágenes y otras olores, 

Unas veces son vídeos, otras son etiquetas.

Pero todas ellas tienen un mensaje al que soy incapaz de resistir.

Sucumbí al mensaje, caí en la trampa, me agarró el enemigo.

Un enemigo con mil caras y solo una, con mil falsos encantos, 

y mas estrategias que amigos.

Una noche, cuando ya estaba lista para reposar

en mi cama, oí sonidos extraños.

Di vueltas sobre mi misma buscando el origen de aquellos sonidos.

Y ahí estaba. otra vez aquella sensación en la garganta,

en los labios, y en mi propio ser.

Fue entonces cuando la vi en mi propia pared. Solo era una sombra.

Pero su gran poder me hizo ceder.....

Y abrí la botella.

De ese refresco insano y adictivo....

Al que odio y amo más que a nada.

Vale, lo reconozco, simplemente lo Amo

Como Barbie y Ken

Aquello fue amor a primera vista.

Ella se sentía como Barbie con su Ken. todo fue sobre ruedas, rápidamente se fueron a vivir juntos. parecía que tuvieran prisa por pasar la eternidad juntos. nada podría separarlo, estaban hechos el uno para el otro.

Pasaron meses unidos, día tras día, noche tras noche. Chistes, amor, películas, caricias, cenas, siestas, series, fiestas, paseos... todo era ideal si lo hacían juntos. Se sentía en el limbo.

Pero entonces ella lo vio. Abrió los ojos y se dio cuenta.

Ella para él no era la única.... Le había compartido con otras Barbies.

Y se propuso encontrar un surfero para ella también.

Amanecer en el Mediterráneo

Al despertar pensé que había sido un sueño.

Él ya no estaba, imaginé que sólo le había soñado, que no había existido. Entonces lo que no llegaba a comprender era qué estaba haciendo en la playa, tumbada sobre la fina arena dorada que se pegaba a mi desnudo cuerpo, en la cual me había despertado.

Me dispuse a mirar el amanecer, sobre el calmado mar, y le vi ahí. recostado en el mar, con medio cuerpo cubierto por las olas, como si fuera mi modelo. Sólo para mi. Mi príncipe.

Parecía una criatura marina, que había atravesado mares y océanos para llegar hasta mi, aunque fuera en contra de la naturaleza, y aún así había venido a mi.

¿Por qué el gato saltó a la piscina?

Sentía que todo su mundo se venía abajo, que lo había perdido todo y no habría vuelta atrás.

Se encontraba entre la espalda y la pared.....

Los niños con sus petardos, o nadar al otro lado de la piscina.

Y decidió saltar, era la única salida a la crueldad del hombre.

Pero los malcriados niños, se dedicaron a asustar al gato sin dejarle salir del agua



Y el final de la historia lo encontró, el gato, en el fondo de la piscina.