03 enero 2011

Amanecer en el Mediterráneo

Al despertar pensé que había sido un sueño.

Él ya no estaba, imaginé que sólo le había soñado, que no había existido. Entonces lo que no llegaba a comprender era qué estaba haciendo en la playa, tumbada sobre la fina arena dorada que se pegaba a mi desnudo cuerpo, en la cual me había despertado.

Me dispuse a mirar el amanecer, sobre el calmado mar, y le vi ahí. recostado en el mar, con medio cuerpo cubierto por las olas, como si fuera mi modelo. Sólo para mi. Mi príncipe.

Parecía una criatura marina, que había atravesado mares y océanos para llegar hasta mi, aunque fuera en contra de la naturaleza, y aún así había venido a mi.


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