Hay un charco en el camino, y sin darme cuenta, o sin poder evitarlo, meto el pie dentro.
"Oh! ¡Me he mojado el pie!"
Si me pongo a llorar, sintiéndome triste, desolada, hundida y metiéndome dentro del charco por haberme mojado el pie, lo que conseguiré será mojarme entera. En vez de eso, solo tengo que sacar el pie y dejar que se seque con el aire
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