27 octubre 2010

ERIDOR 1. creando Banthakhän (parte 1)

Colin era un chico de 15, hijo de un explorador y de él heredó el espiritu aventurero.

Un día estando de exploración con su padre, cuando el sol se estaba poniendo el chico se alejó del lugar donde estaban acampados y se internó en el bosque. Empezaba a oscurecer y el suelo crujía a sus pies. Si miraba las copas de los árboles podía ver los brillantes ojos de los buhos que empezaban a despertarse.

A pocos metros, escuchó una pelea de animales, por lo que él sabía de animales salvajes, había como mínimo tres animales, por la zona en la que estaban podían ser, perros, lobos, zorros... se escondió rápidamente entre la hierva y esperó a que la pelea acabara. Cuando dejaron de escucharse los angustiodos gruñidos minutos más tarde, Colin escucho cuatro aullidos.

-¡lobos!- se dijo Colin. Esperó largo rato antes de acercarse al lugar. Vio una pequeña cueva destrozada y sangre en la entrada- ¡oh no!-

Entró dentro de la cueva para ver si podía salvar al lobo herido, pero cuando lo vio, supo que no podía hacer nada. Era una hembra blanca y ya estaba muerta. A Colin le dio lastima, pero dio media vuelta y se dispuso a salir, cuando oyó un débil ladrido a sus espaldas, se giró y vio una pequeña bola de pelo blanco temblando. Era una cría y tenía una pata herida. Colin lo cogió y lo tapó como pudo con una camiseta que llevaba en la mochila de piel, y lo puso en ella. No podía dejar a la cría sola, así que volvió a la caravana con ella

-¡Colin hijo! ¿Dónde te habías metido? Hemos oído lobos y estábamos preocupados- le dijo su, padre.

-no, no me ha pasado nada-

-me alegro. Cuando esté la cena te aviso. Mañana volvemos a casa, así que hay que acostarse pronto.

Colin se alejó un poco del carruaje, con un paquete de carne cruda y un par de vendas. Sacó a la cría temblorosa y le vendó la pata, aunque se llevó un buen mordisco en la mano. Cuando ambos se calmaron, Colin le dio la carne al lobo, que se la comió desesperado. Comprobó que era macho y le buscó un nombre, Mosh.

En un mes Mosh había crecido considerablemente. Era muy activo y la gente del pueblo se quejaba de él, porque se comía a sus gallinas y otros animales de granja. Colin siempre reñía a su amigo por estas cosas y el animal realmente se arrepentía, pero al rato se le olvidaba. Pero con el tiempo Mosh ya era grande y aunque Colin lo veía como a un perro más, el animal cazaba en las granjas del pueblo, destrozaba huertos y aunque solo jugaba los vecinos le temían.

-Colin, yo también quiero a Mosh, pero si continua así nos echaran del pueblo. Devuélvelo al bosque. Al lugar donde lo encontraste- le dijo un día a Colin su padre

-pero... -

-¡no! No quiero peros. Ve ahora mismo. Prepara tu maleta-

Y así lo hizo. Se preparo una maleta con ropas de abrigo, comida y un cuchillo junto al arco.

-Mosh, amigo- dijo al lobo- voy a llevarte a tu casa, ahí estarás con amigos como tu, ¿vale?- el lobo estaba sentado, mirándolo son la cabeza ladeada y con cara triste- ¡venga nos lo pasaremos bien!

Cuando ya estaba listo en la puerta de la casa, sus padres le desearon suerte y que volviera en buen estado. Su hermano Corin no le dijo nada. Sus tres mejores amigos, Eaoden, Razarc y Judis tambien le desearon suerte.
Chico y lobo estuvieron 15 días caminando y jugando juntos por el camino. Dormían junto al fuego, abrazados para pasar menos frío. Al llegar al lugar, Mosh estaba contento, reconocía ese lugar como su hogar, pero... Colin era, en parte, su amo, y le quería. Y a Colin le pasaba lo mismo.
-Bueno, amigo- dijo Colin abrazando al lobo- este es tu hogar. Ahora debes encontrar a tus compañeros, y formar tu familia de verdad. Yo... te quiero mucho Mosh. No te olvidaré- se dio la vuelta. Dio unos pasos y Mosh le siguió- Mosh, escucha, quédate aquí. NO ME SIGAS, ¿vale chico?- y echó a correr
Corrió tanto como pudo, y Mosh se quedó en el sitio, donde lo habían abandonado, sentado, esperando por si Colin le recogía, por si era una broma, pero no. Colin pudo escuchar, perfectamente, el aullido de triste despedida de Mosh.

X X X

-Chicos, debemos acampar ya. Es de noche y no conviene seguir avanzando-
Habían pasado tres años. Colin y su padre exploraban las montañas Kilic. Con ellos iban tres hombres con sus hijos, amigos de Colin, ellos eran, Eaoden quien era el mejor amigo de Colin desde que eran pequeños. Judis, una preciosa chica rubia, muy dulce, de la cual estaba enamorado y Razarc un chico un tanto distante e introvertido, pero era buen chico y aunque iba obligado por su padre de expedición no se oponía ni causaba problemas. Los cuatro chicos dormían junto a un fuego, cerca de uno de los dos carruajes, mientras los padres lo hacían junto al otro.

Una vez a mitad de la noche, Colin se despertó sobresaltado por el aullido de un lobo, pero parecía que sus amigos no habían oido nada, puesto que seguían durmiendo. No conciliaba el sueño, así que salió a dar un paseo. El paisaje era rocoso y de no ser por la luz blanca de la luna no hubiera podido ver nada. Detrás de una lejana roca, vio dos puntos verdes, que desaparecían. Parecían dos ojos. Intrigado se acercó al lugar.

-¿Adónde vas, Colin?- le dijo la hermosa Judis

-esto... Judis. yo, he visto algo ahí, e iba a mirar que era- dijo nervioso
-yo también he visto algo, ¿llamo a Eaoden y Razarc, y vamos a mirar?

-está bien- dijo él

Cuando estuvieron los cuatro despiertos, se pusieron en marcha hacia el lugar. Caminaron un rato no muy largo, y de pronto Razarc gritó que enfrente había algo. Y así era, a unos cien metros había un bulto blanco que se alejaba. Echaron a correr, y sin previo aviso cayeron por un agujero que nadie había visto.

Colin tuvo la sensación de que el estómago se le subía a la garganta. Todo estaba oscuro, no podían verse los unos a los otros tan solo podían escuchar los gritos que todos daban. Al final de la larga caída, Colin sin previo aviso se golpeó con algo en la cabeza y se desmayó. Todo fue tan rápido.

Poco a poco Colin se despertó y se incorporó, vio a sus compañeros en el mismo estado que él. Los cuatro estaban desconcertados, se encontraban en lo que parecía un pequeño claro en un bosque, no muy espeso. Había mucha luz, pero no se escuchaba ni un solo pájaro. Cuando todos recuperaron el sentido empezaron a hacerse las preguntas

-¿que sitio es este?- preguntó Razarc

-Lógico, un bosque- dijo Colin- pero esto no son las montañas Kilic
-pero si acabamos de caer por un agujero de ellas- replicó Eaoden

-tiene razón no estamos en las montañas Kilic, tan siquiera estamos en Archelant- dijo Judis- este sitio no me gusta
-mirad ahí hay un camino- dijo Eaoden. Y así era. Pero ahora el problema era, ¿qué extremo seguir del camino? Los chicos decidieron uno, pero Judis se negaba a ir pero finalmente, por temor a quedarse sola, les siguió

-¡mirad!

-¿que es eso?
-un lobo... ¡¡¡corred es un lobo!!!

Echaron a correr en dirección contraria al animal, y cuando se habían alejado lo suficiente, se dieron cuenta de que Colin no estaba con ellos.

22 octubre 2010

Michin!!

Todo empezó con una tontería. en un foro con un grupo de amigos me creé una mascota. Un conejo diabólico con poder para arrasar con todo lo que se pusiera por delante. se convirtió en un icono para el foro. todo el mundo le conocía y respetaba. los que llegaban nuevos debían rendirle honor. y yo era su ama y creadora.


tiempo después, llego realmente a mi vida. me encontré con la personificación de mi mascota imaginaria. Físicamente era igual y estaba igual de loco, solo había un pequeño cambio, no era macho. pero eso no me importó, Michín era real.


Jugábamos en el salón, subía a hacer la siesta conmigo en el sofá, y cuando me despertaba se había meado por todas partes. yo recogía sus bolitas del suelo, mientras ella daba vueltas sin parar alrededor de la mesa del salón. corríamos la una detrás de la otra sin parar entre risas. se subía y pasaba por encima del teclado mientras yo twitteaba y me apretaba teclas. y llegó el día que me tuve que ir de casa y dejarla a ella ahí. 


la he echado de menos. y el otro día volví a verla. se me iluminaron los ojos, nos pasamos la tarde jugando. la echo de menos, y por eso le dedico este dibujo.


I Love U Michin!!


Aunque realmente Michín está mucho más gorda, no quería faltarle al respeto jeje

21 octubre 2010

No me quiero ir. (Parte 2)

Las noches eran una tortura. En sueños tenía pesadillas, peleaba con esa chica por un cuerpo, y se despertaba sudando. No sabía si al perder en el sueño perdería en la realidad. Pero tenía miedo. Cada vez dormía menos y estaba más cansada. La otra chica, Vicky, lo sabía y cada vez atacaba más, era odiosa.
Una noche , estando tumbada, mirando al techo ligeramente iluminado por alguna farola de la calle, escuchó sollozos. Se incorporó ¿Era su madre? ¿Alguna chica en la calle? Escuchó atenta y se dió cuenta de que era ella. Eran sollozos reamente tristes. Ella la odiaba con todas sus fuerzas, pero ahora sintió lastima
-¿Porqué lloras ahora?- preguntó
-¿Cómo me has oido ahora?
-No lo se... No entiendo del todo como va esto- hubo un silencio- ¿porqué lloras?
-¿¡pero cómo me preguntas eso!?- no obtuvo respuesta- Me has robado mi cuerpo, mis amigos, mi familia, me estás robando el novio ¡Todo! mis cosas, ¡mi vida! ¿porqué? ¿Porqué me haces esto a mi? ¿Qué te he hecho yo? había conseguido volver... lo había conseguido- y su voz se perdió en el llanto
Sintió lastima. Por un momento se puso en su piel, y contestó:
-Era lo único que podía hacer
-¿Qué quieres decir con eso?
-Era lo único que podía hacer para quedarme aquí
-¿Quedarte aquí? Explícate
-El verdugo de la muerte vino a por mi. Necesitaba hiur y te encontré a ti, que estabas perdida, alejada de tu cuerpo. Pensé que era más sencillo y menos duro para las dos,
-¡¡Pero yo había vuelto!! ¡¡conseguí despertar y tú me echaste!!- contestó Vicky furiosa
-¡Te equivocas!- gritó ella. Cogió aire, se tranquilizó- ¡Tú no ibas a volver! Estabas completamente perdida. Volviste a tu cuerpo porque notaste el peligro. Volviste como defensa, como si fueras una alarma- Las dos quedaron en silencio- Volviste por que ocupé tu cuerpo
-Volví... ¿Volví... gracias a ti? Pero, aún así no entiendo porqué quisiste ocupar mi cuerpo. ¿Qué es eso de que el verdugo de la muerte fue a por ti?
-¿Eres tonta o algo? Tuve un accidente, intenté quedarme en mi cuerpo todo lo que pude, pero este no resistió al accidente y yo tenía que irme. Pero hui, conseguí esconderme en tu cuerpo
-Eso es injusto. Te salvaste tú, pero me has condenado a ver como vives mi vida
-¡¡Tú hubieras hecho lo mismo!!- gritó ella- ¡¡no sabes lo que es ver que tu cuerpo te abandona!! Y luego tener que ire. ¡Yo no me quiero ir! No se qué hay ahí. ¡Tengo miedo!
se dio cuenta de que tenía un nudo en la garganta y estaba apunto de llorar. Vicky no le dijo nada. Esperó a que le contestara, pero no fue así.
Esa noche lloró
X
Pasaron tres meses más. Poco a poco la relación entre ellas fue mejorando. Gracias a lo que Vicky le contaba, ella sabía como actuar con las amigas, la famila, en las clases... Eran como dos chicas en un mismo cuerpo. Habían aprendido a vivir juntas, y aunque tenían peleas, se habían convertido en amigas.
Normalmente las peleas venían a raíz de que el control lo tenía ella y no Vicky, y el otro motivo era Samuel. A ella cada vez le gustaba más. Entre que él se acercaba a ella cada vez un poco más, intentando recuperarla, y los comentarios de Vicky, hacían que ella se sintiera cada vez más atraida.
Samuel había intentado besarla, pero Vicky se rebeló, no dejaba que se acercara a él en ese sentido. Vicky sabía que para que Samuel no sosperchara, o no se sintiera mal, no debía alejarse, pero no quería que fuera ella quien estuviera con él. y eso las hacía pelear.
X
-¿Hasta cuándo va a durar esto?- Preguntó Vicky
-¿A qué te refieres?
-A esto. A vivir las dos en un solo cuerpo. A compartir una vida
- No... no se qué decirte. No había pensado en un tiempo límite
-¿Vamos a pasarnos la vida así? ¿Qué pasará cuando queramos formar una familia o algo así?
-Vicky... Sabes que si tuviera otra salida me iría. ¡Puedes tenerlo claro! Se que esta vida es tuya y no mia, pero...
-¿No puedes buscar otro cuerpo? No de alguien en coma, si no... De alguien que se haya ido hace poco
-No se si podría entrar, pero estoy segura de que si salgo, no podré volver nunca más. Tendré que irme para siempre y eso me aterroriza
-Todo el mundo se va.... No debe ser tan horrible
X
-¡Vicky!- la llamó ella de golpe- ¿Me harás un favor?
-...Claro ¿A qué te refieres?- Vicky no sabía que le pasaba a la chica ahora
-¿Conseguirás perdonarme? ¿Me.... me llevarás flores?
-¿Qué dices ahora?
-No... nada, déjalo
-Últimamente estás muy rara
X
Habían pasado seis meses desde que había ocupado su nuevo cuerpo, se había ido acostumbrando gracias a Vicky, pero en lo más profundo del ser que ahora era, sabía que no era lo que ella quería. Ella quería quedarse ahí, con su família, sus amigos su casa y su vida, no la de otra.
Pero era imposible. Ahora estaba en otro cuerpo y su familia no estaba. Los había perdido en el accidente que también se llevó su cuerpo. Sabía lo que tenía que hacer, aún le daba miedo, pero debía ser valiente.
-Vicky... Llevo días pensándolo... Voy a irme
-¿¡Cómo!?
-Si. Esta es tu vida, no la mía. Esta tarde, al volver de clase. te devolveré el cuerpo y la vida
-¿Estás segura de lo que estás diciendo?
-Si.
Cuando fué la hora salieron a la calle que estaba llena de estudiantes que se dirigían a sus casas, y el trafico era fluido. El semáforo se puso verde, así que ella comenzó a cruzar, cabizbaja, pensativa.
-Sabes... no te he dicho mi nombre, me llamo Natalia Roman, yo...
-¡¡¡Vicky cuidado!!!
Le dió tiempo a girarse. Ver a Samuel gritando, y al volverse vio un coche que intentaba frenar desesperadamente. Notó el golpe del coche contra las piernas, y luego la cabeza contra el suelo. Ya no se enteró de nada más. Otra vez, nada.
X
Volvió a sentir... No sabía que era, pero podía sentir. Escuchó el ruido de la máquina que imitaba el ritmo de sus latidos. Abrió los ojos y se encontró a Samuel dormido en la silla. Sonrrió feliz al verlo, y entonces se dio cuenta.
Sintió felicidad, le innundó el pecho y sus latidos se aceleraron, pero a la vez le dio lastima, sabía que había perdido algo. ¿Cómo estaría ella ahora?
Samuel abrió los ojos, íncomodo, y entonces la vio con los ojos abiertos, y corrió a acercarse a ella.
-¡Vicky!
-Samuel- consiguió susurrar. Él se acercó para oirla mejor, y ella le dijo- He vuelto de verdad... Te quiero
-¿Estás bien, amor? ¿Te acuerdas de mi?
-Me acuerdo de todo... recuerdo el primer día que te vi... y lo feliz que me haces...
-¡Estás aquí! lo he pasado tan mal...
X
-Ven, dame las muletas- dijo Samuel ayudando a Vicky- y... ¿De qué dices que conocías a esta chica?
-Es... una historia especial. No empezamos con buen pie, ella tenía un temor muy grande del que huía, y con un poco de ayuda se enfrentó a su miedo. Me dio mucha pena no poder despedirme... no se si ella quería que nos vieramos una vez más, o se fue cuando quiso... Pero le hize dos promesas. Prometí que la perdonaría, y que le traería flores- con paso torpe se acercó a la lápida y depositó un ramo de flores- Espero que estés con tu familia. Seguro que no ha sido tan terrorífico como pensabas ¿Verdad?... Suerte Natalia!

16 octubre 2010

No me quiero ir. (Parte 1)


 Oscuridad no es lo mismo que nada. Y hacía mucho tiempo que nadaba en ninguna parte, o eso creía. Ya no sentía el peso del tiempo. A decir verdad no sentía nada. Absolutamente todo lo que había a su alrededor era nada. Y sin previo aviso. Todo
Notaba el cuerpo extraño, pesado, el aire en los pulmones, la luz la cegaba, y el ruido era insoportable. Por un momento prefirió la nada. Pudo ver una cara desconocida, que parecía asombrada
-¡Está consciente!- y salió a toda prisa de la habitación
Se sintió desconcentrada y a la vez feliz. ¡había vuelto! no sabía como, pero ahí estaba.
Sintió como algo la empujaba hacia dentro. Hacia su propio interior. Fue un ligero empujón y se asustó un poco. ¿qué había sido eso? Sintió otro empujón, esta vez más fuerte. Sentía que volvía a desconectar de su cuerpo, que algo la llevaba de vuelta a esa nada. Pero ella resistió. Otro desesperado empujón, consiguió que lo poco que la retenía de nuevo a su cuerpo, flaqueara.
Gritó al volver a la nada
X
¡Si! Lo había conseguido. Seguía ahí. Había sido más inteligente que él. Se había burlado de él y ahora no la encontraría. Ella había opuesto resistencia, pero no había conseguido nada. Se sentía bien, aliviada, viva.
-¿Me oyes? ¿puedes oírme?- Alguien le hablaba. Desconcertada, movió los ojos. WAW! eso la mareó. Pero pudo mirar a los ojos al enfermero -Tranquila, tranquila. Parpadea una vez si puedes oírme- A ella le costó cerrar los ojos. Era como si aún no se hubiera amoldado a ese cuerpo. Estaba rígido de no usarse- ¡Muy bien, muy bien! ahora tranquila, enseguida viene un doctor. No te preocupes, todo irá bien. Has vuelto.
Sí. Había vuelto
X
Se entretenía moviendo los dedos de los pies. Le costaba un poco, estaban agarrotados, pero en general todo el cuerpo respondía bien. La voz le preocupaba, no conseguía hablar. lo había intentado, había bebido para aclarar la garganta, pero la voz no salía. Los médicos decían que no se estresara, que ya saldría. Pero ella tenía miedo ¿y si el cuerpo era mudo?
Apareció por la puerta el doctor con una mujer tras él, muy nerviosa, con los ojos llorosos y temblando
-¿Vicky, cómo te encuentras?- preguntó el doctor. ella contestó asintiendo con la cabeza- Estupuendo. Es una maravilla ¿Quién lo diría eh? Después de tanto tiempo... Ha venido alguien a verte... ¿La reconoces?
No. Ella no sabía quién era esa mujer. Ya le habían hecho muchas preguntas, y no, no recordaba nada de su vida antes de despertar. Entendía que le preguntarán, ellos no sabían nada. Así que no mintió al responder que no sabía quien era esa mujer. Sintió lastima al ver la apenada cara de la mujer.
-No te preocupes, es normal. Has pasado mucho tiempo lejos. Que estés aquí ya es un milagro- dijo el doctor intentando calmarla, aunque en realidad ella no estaba nada nerviosa. Quería que la dejaran sola, quería volver a la calle- Vicky, esta mujer es tu madre, y está muy emocionada por que has vuelto. No te preocupes, es muy posible que vayas recordando poco. Ahora os voy a dejar un rato a solas.
Quiso gritarle que no se fuera. Que no quería quedarse con aquella mujer a solas. Conseguiría hacerla sentir mal y cruel. Si ella supiera lo que había tenido que pasar, no pensaría eso. Seguro que ella hubiera hecho lo mismo.
-Vicky cariño, soy yo Elena, tu madre. no... ¿no te acuerdas de mi?- volvió a preguntar, cogiéndola de la mano. Ella negó con la cabeza, un poco apenada- Yo... estoy muy contenta por tenerte aquí. Este año sin ti, lo he pasado muy mal. He estado junto a tí, todas las tardes- hizo una pausa- los médicos me han dicho que te cuente cosas de antes del accidente, para ver si poco a poco consigues recordar- y la mujer empezó a hablar y hablar, y no paraba, no paró ni cuando le trageron la comida. Le contaba cosas sobre la família, los amigos, Samuel, su novio. ¿novio? Ahora tenía novio.
X
Pasaron dos días más en el hospital haciéndole pruebas. Ella quería irse ya de ahí. No había vuelto para pasar más tiempo en el hospital.
La mujer la cuidaba bien y la mimaba. Era una mujer muy cariñosa. Ya había visto a media familia, todos los compañeros de clase, y a Samuel. Realmente era un chico muy guapo. Todos nerviosos y contentos, pero ella pasaba un poco de todos. No los conocía y la agobiaban con preguntas y recuerdos que ella nunca podría tener, Solo deseaba salir de ahí.
-¿Vicky, qué te pasa?- preguntó la madre acercándose a ella
Se esforzó y se hizo daño, pero lo consiguió
-Quiero ir a casa
X
¡No! Esa no era su casa. Ese no era su cuarto. Por lo menos tenía posters, música y libros que ella conocía y que le gustaban. pero había muchas muchas cosas que no reconocía, fotos de sitios y ropa que ella no conocía, ropa que no era de su estilo, le gustaba, pero ella jamás se la hubiera puesto, pero claro... ahora ella ya no era ella.
Era el precio que tenía que pagar por estar ahí.
-¿No lo reconoces verdad?- dijo su padre a su espalda
-No. Lo siento
-No te disculpes, no es tu culpa. Suficiente has hecho con volver
-Si... Y me ha costado- recoció
Él le puso las manos en los hombros y dio dos golpecitos. Después se fue
Esa misma tarde, después de discutir con los que ahora eran sus padres, consiguió que la dejaran salir de la casa para dar una vuelta. Pero tuvo que llevarse apuntada la dirección de su nueva casa.
tras andar sin rumbo fijo, llegó a un parque y se sentó en el césped. Cerró los ojos y respiró hondo. Era increíble notar el aire fresco en los pulmones. Pensar en dejar de hacerlo, le causaba terror
-¡Vicky!- la llamaron. Pero ella estaba relajada, pensando en lo feliz que era estar viva, y tampoco reaccionó ya que aún no relacionaba ese nombre con ella- ¡Ey Vicky!- insistieron. Intrigada ella se giró. Reconoció al desconocido que se sentó a su lado- ¿Qué haces aquí?
-He venido a tomar el aire- contestó la chica que aún no reconocía su propia voz
-¿Cómo te sientes? ¿Has conseguido recordar algo?- Ella simplemente negó con la cabeza- Es... realmente una putada. No reconocer a tus conocidos y... no se... Para mi también es difícil, tenerte aquí, y que tú no sepas ni quién soy yo- Ella no dijo nada pero sintió pena- Realmente me duele
X
todo era distinto. Era como si fuera una estudiante de intercambio. Horarios distintos para la hora de comer, y ahora lo hacían los tres en la mesa, en la televisión no veían lo mismo que ella solía ver. Llevaba ya dos meses en ese cuero. Empezaba a acostumbrarse poco a poco a esa vida, pero aún le costaba un poco, sobretodo las clases. A ella nunca le había gustado las ciéncias ni las matemáticas. Se sentía completamente fuera de lugar.
Samuel. Él era algo bueno de su nueva vida. Era un chico muy atractivo, y realmente la quería. Bueno, a ella especialmente no, pero él no lo sabía. Se sentía mal. Sabía que estaba mal engañarle y dejar que volviera a enamorarse, pero también quería más de él. Se podía decir que se empezaba a sentir atraída por él.
Un día, en aquel parque al que tanto le gustaba ir, volvió a encontrarse con Samuel
-¡Buenas!- le saludó ella y él se sentó a su lado- ¿Cómo estás?
-Desde que estás aquí un poco mejor ¿Y tú de lo tuyo?
-Me he resignado a no recordar nada- se metió un poco en el papel. El chico se quedó cabizbajo- ¿Qué pasa?
-No se como sentirme... te has resignado a olvidar, a no tener recuerdos. A empezar de cero... A no recordar los momentos que hemos pasado juntos
Ella sintió una punzada en el corazón. Realmente el chico quería a Vicky, y la echaba de menos. Sabía que estaba mal, pero los dos se sentirían bien.
-Entonces...- dijo ella- Empecemos de cero.
-¿Qué dices?- el chico levanto la cabeza y la miró a los ojos, para ver como ella entrecerraba los suyos y se acercaba a él. Ella sabía que él echaba de menos a la chica, así que no se negaría. y así fue. Samuel también se acercó a ella. Estaban realmente cerca. Notaba su respiración. Cerró los ojos del todo y...
-¡¡Aléjate!!
El grito hizo que ella se apartara de golpe y se tapara los oídos con fuerza.
-¿Qué te pasa?- preguntó Samuel asustado
-¿¡Qué ha sido eso!?
-¿El qué? ¿Qué pasa? ¿Estás bien?
-si...- Dentro del pecho sintió que la oprimían. Se apretó- si. no te preocupes... yo... voy a casa. Mañana nos vemos- y echó a correr dejando atrás al chico llamándola a voces
¿Qué había sido eso? ¿había intentado echarla? Era ilógico. Ella era más fuerte, pero lo había intentado. Le dolía la cabeza y seguía notando presión. Todo le daba vueltas. iba caminando de vuelta para su casa, cuando tuvo que pararse en una esquina, apoyar las manos en la pared e intentar respirar hondo. No paraba de empujar, le dolía el pecho. Pero no podía dejarse ganar, no podía permitirlo, era su única salida. No podría volver a hacerlo. Tenía que ser más fuerte ¡tenía que resistir! Un nuevo golpe, la hizo flaquear de tal modo que vomitó. Sintió que salía de lo más profundo de sus entrañas, y le dio miedo a salir del cuerpo ella también.
Tosió. Cogió aire. Se dio cuenta de que seguía en el cuerpo y se sintió aliviada. Miró el desperdicio que había hecho en el suelo.
-¿¡¡Qué haces aquí!!?
Se giró en rápidamente asustada, pero no había nadie. Miró alredor, pero no había nadie.
-¿Dónde estás?- preguntó
-¡No lo se! en un rincón ¿porqué estás aquí? ¿qué has hecho?- ¡No! ¡No podía ser! comprobó que no había nadie ahí, y confirmó que era ella- ¿Porqué estás aquí?- repitió
-¿Qué haces despierta?- gruñió ella enfadada- No deberías estar aquí
-¡Perdona, eres tú quien no debería estar aquí! está es mi vida. ¿Quién eres tú?
-¡cállate!- No se lo podía creer. Había despertado ¿porqué? ¿Cómo lo arreglaba? Desesperada, volvió a empujarla hacia las sombras de su ser. La chica opuso resistencia, pero ella era más fuerte. Lo consiguió. Esperó un poco a ver si ocurría algo. Pero no pasó Nada
Aún nerviosa, se fue hacia casa

15 octubre 2010

Emocionante!



Genial!!! esto sigue en marcha!!

Más visitas al blog de las que me esperaba, e incluso un comentario.
Parecerá una estupidez pero para mi es importante.

Muchas gracias por pasaros, yo seguiré subiendo historias y relatos.

14 octubre 2010

Ya lo he hecho

Diana siempre había sido una chica muy alegre, con ganas de vivir, abierta a la gente. En casa era una chica trabajadora y amable. Se llevaba muy bien con sus padres, podían pasar horas hablando en el sofá. Todos los fines de semanas iba a visitar a la única abuela que le quedaba, que estaba enferma. Tenía 18 años, era una chica sana. No bebía nunca, jamás fumó y las drogas no las quiso ver ni de cerca. Todo su mundo era perfecto.

Pero esa preciosa y perfecta burbuja, explotó. Se derrumbó y se vino abajo. Empezó un fin de semana, que ella estaba en casa de su abuela. Sus padres volvían a casa, después de pasar el fin de semana fuera, en casa de unos amigos. Iban por una pequeña carretera secundaria. Cuando en una de las curvas apareció un ciervo. El coche no pudo evitar el impacto. Se salió de la carretera, dando vueltas de campana y cayó por el precipicio. Intentaron salir del coche, pero este prendió en llamas y solo quedó de ellos dos cuerpos carbonizados, apenas reconocibles y el recuerdo.

Esa noche Diana no se preocupó de que sus padres no hubieran llegado a casa aún, muchas veces llegaban el lunes por la mañana. Así que se enteró de la noticia en clase. A mitad de un control, para el cual Diana se había pasado estudiando cerca de una semana, su nombre sonó por megafonía, y se fue a dirección como le indicaban. Una vez ahí, su tutora la hizo sentarse y entre ella y el director le contaron lo ocurrido. La desesperación se adueñó de Diana. Dio patadas cuando intentaron calmarla, tiró cuadros al suelo. De un manotazo vació la mesa, lloraba y gritaba que era mentira.

No tenía más que su abuela (y antes sus padres) Así que su tutora, con la que tenía confianza, la acompañó al tanatorio. Diana le pidió que la dejase entrar sola. El doctor le repitió más de una ves que era mejor que no los viera. Que tuviese el recuerdo de sus padres como algo bonito, como lo que eran y no como el carbonizado cuerpo que quedaba de ellos. Pero con una mirada asesina, de locura y amargura, le dijo al doctor que le daba igual. Cuando sacaron el cuerpo de su padre del cajón, Diana sintió ganas de vomitar y la sensación de que se iba a desmayar. Pero no fue así. No parecía de su padre, era como un maniquí calcinado. Todo era negro, marrón oscuro, con capas de carne levantadas y con algún que otro pelo todavía.

Los ojos de Diana se llenaron de lágrimas que no dejó caer. Luego sacaron a su madre. Esto fue más impactante para ella. Tenía la mandíbula desencajada, dejando ver lo único que tenía intacto. Los dientes. El resto, igual que su padre, calcinado y la larga melena rubia que tenía su madre, había quedado reducida a un manojo de pelo encrespado y muerto. Y ya no pudo retener más las lágrimas. Se echó al hombro del doctor a llorar desesperada. Más tarde le dieron las pertenencias de sus padres. Los anillos de boda. El collar de su madre y el de su padre, más los anillos que ella les había regalado dos años atrás.

La tutora se quedó con Diana en su casa, que ahora veía tan vacía, hasta las 22’30h. Diana se negó a ir a casa de su tutora a pasar la noche y a que ella durmiese en su casa, a regañadientes, la tutora accedió a irse. Diana no había hablado desde que salió del tanatorio, y tampoco tenía ganas de hacerlo ahora. Se fue a su habitación. Vio colgada una de las fotos en la que salía con sus padres. Los tres sonrientes, los tres felices, los tres vivos… ahora ella se sentía también muerta. Se sentía sola y triste. Como traicionada por no tener a sus padres. Y sola, porque  tenía muchos amigos, pero solo una de verdad y vivía en otro país. Se sentía completamente desesperada. Se tiró a la cama a llorar y a gritar hasta hacerse daño en la garganta. Solo tenía a su abuela, a la cual le faltaba poco para reunirse con sus padres. Algo le impidió seguir pensando. Se dio cuenta de algo. Tenía una forma para encontrarse con sus padres. Si… pero aún no. Aún tenía algo que hacer.

Con nuevas y extrañas fuerzas tiró los cuadros al suelo. Sacó los muebles de la habitación, los colocó perfectamente en la habitación de sus padres y el salón, y dejó en su cuarto sólo el cuadro y la cama. Se fue a la cocina a disolvente y llenó un cubo, cogió un pincel y lo mojó en el cubo. Empezó a escribir palabras invisibles en la pared. Se pasó una semana escribiendo. Sólo salía de la habitación para ir al baño y beber algo. Ni tan siquiera comió en esa semana. Había adelgazado muchos kilos. El teléfono y el móvil no dejaron a sonar al igual que la puerta de la casa. La policía acudió a la casa por si le había ocurrido algo, y Diana se sintió obligada a abrirles la puerta. Estos entraron a ver la casa, le dijeron que se cuidara, que debía hablar con alguien. Ella dijo que si a todo y se despidió de los policías quienes no se fueron muy convencidos, y ella continuó a escribir esas palabras invisibles en la pared

Estaba obsesionada con la escritura, no podía hacer otra cosa. Una noche, cuando cayó rendida en la cama, soñó con su abuela. Era sábado y nadie había ido a verla. ¿le habrían dicho que su hijo y su nuera habían muerto? Diana se sentía culpable por no haber ido a visitarla. Por no haberle contado lo ocurrido. Su abuela estaba tan sola como ella. Así que decidió ir a verla al día siguiente. Eran las 5 de la mañana, hasta las 10 tenía tiempo de dormir tres horas y escribir un rato más.

Se despertó con la horrible imagen de los cuerpos calcinados, vigilándola por todos lados. Fue al baño y por primera vez en casi una semana, se miró en el espejo. Ella misma parecía un cadáver… así que por su abuela se peinó, intentó disimular sus ojeras y la cara esquelética que tenía ahora, por no comer. Se cambió de ropa. Aún le quedaba algo de tiempo así que escribió un rato. Se sumergió en esa escritura que tanto la amargaba y se fue. Al llegar a casa de su abuela, vio que se encontraba perfectamente. Una vecina se ocupó de ella todo ese tiempo, y Diana se lo agradeció. Su abuela se preocupó tremendamente por el mal aspecto de su nieta, pero Diana intentó restarle importancia. Se acuclilló a los pies de la silla de ruedas de su abuela, con los ojos llorosos y tranquilamente, con palabras dulces, tan dulces que parecía que le contase un libro para niños, le contó a su abuela que su hijo y su nuera hacía 11 días que habían fallecido. La abuela se quedó sin palabras, lloró, pero un llanto diferente del de Diana. Ésta se levantó y se alejo de su abuela, se puso detrás de ella, respiró a fondo dos o tres veces. Le dijo que la quería que ahora todo sería mejor y le repitió “te quiero”. Entonces agarró a su abuela por el cuello. Y con un giro brusco, le rompió el cuello. Su abuela dejó de respirar al momento.

Diana colocó a su abuela perfectamente en la silla de ruedas. Parecía que dormía plácidamente, y era lo que realmente hacía, descansar para toda la eternidad. Pero en parte se sentía sucia por haber matado a su abuela. Podría haberle dicho lo que iba a hacer, pero no estaba segura de que hubiera sido mejor. Sin decir nada más que “lo siento, lo hago para que volvamos a estar juntos” salió de la casa como si nada hubiese sucedido, se despidió de la vecina que estaba en el rellano y volvió a su casa, conde volvió a mojar el pincel en el cubo y continuó escribiendo.

Ya sólo quedaba una pequeña esquina de la habitación por escribir. Esto ayudaría a quien estudiara el caso para saber quien había sido el asesino. Con la luz ultravioleta podrían leer su confesión. Se fue al baño y empezó a llenar la bañera con agua bastante caliente. Cogió la maquinilla de afeitar y sacó la cuchilla, que la dejó en el borde de la bañera, lista para usarla. Volvió a la habitación y añadió.

-“Sí. He matado a mi abuela, y ahora voy a suicidarme cortándome las venas.

Mama, Papa, Abuela. Os quiero

Diana”


Finalmente, después de salir de la bañera, arrastrándose por el dolor, y sangrando, volvió desnuda a la habitación donde añadió con su propia sangre antes de caer desplomada y desangrada en la esquina de la habitación:

“Ya lo he hecho”

Empecemos

Amigos, amigas.... el tren empieza su marcha.


Para empezar voy a enseñaros una corta historia, con la que gané uno de los premios literarios, de temática bastante más oscura de lo que suelo ser y escribir, pero así es la vida unas veces estás alegre y escribes cosas bonitas y alentadoras, y otras... simplemente escribes lo que escribes.


Este primer mini relato no es demasiado extenso y en una sola entrada lo pondré entero, otros, en cambio, los iré colgando por partes, por que son más largos.


Espero no asustar a nadie, ya que me gustaría tener alguna que otra visita jeje.

12 octubre 2010

Empezando por el principio

Tenéis las puertas abiertas a este intento de blog.
 
Llevo tiempo pensando en crear algo como esto, un sitio donde poder decir, hacer y poner lo que quiera. ¿Que qué es lo que quiero? Quiero escribir y eso es lo que hago. Y por una vez enseñaré lo que escribo.
 
Llevo años escribiendo, cosas que solo unas pocas personas leen. en dos ocasiones he ganado el primer puesto en el concurso literario del instituto. Eso me hace pensar que tampoco escribo tan mal, pero, y si es así ¿Por que no me atrevo a enseñar lo que escribo?
 
Siempre empiezo muchas historias distintas, muchísimas. he llegado a escribir dos y tres historias distintas a la vez, pero hay muy pocas de ellas que termine. y esas pocas son las que iré poniendo aquí. Tal vez más adelante vaya subiendo esas dos grandes historias interminables que he ido escribiendo, pero por ahora dejémoslo en las mas cortas.

Otra cosa que podéis encontrar son dibujos. Aunque últimamente no tenga mucho tiempo para dibujar, es algo que me gusta mucho.

Espero que esto vaya cogiendo algo de cuerpo, y vida. Así que... estáis en casa


Sivraa