No me quiero ir.


 Oscuridad no es lo mismo que nada. Y hacía mucho tiempo que nadaba en ninguna parte, o eso creía. Ya no sentía el peso del tiempo. A decir verdad no sentía nada. Absolutamente todo lo que había a su alrededor era nada. Y sin previo aviso. Todo
Notaba el cuerpo extraño, pesado, el aire en los pulmones, la luz la cegaba, y el ruido era insoportable. Por un momento prefirió la nada. Pudo ver una cara desconocida, que parecía asombrada
-¡Está consciente!- y salió a toda prisa de la habitación
Se sintió desconcentrada y a la vez feliz. ¡había vuelto! no sabía como, pero ahí estaba.
Sintió como algo la empujaba hacia dentro. Hacia su propio interior. Fue un ligero empujón y se asustó un poco. ¿qué había sido eso? Sintió otro empujón, esta vez más fuerte. Sentía que volvía a desconectar de su cuerpo, que algo la llevaba de vuelta a esa nada. Pero ella resistió. Otro desesperado empujón, consiguió que lo poco que la retenía de nuevo a su cuerpo, flaqueara.
Gritó al volver a la nada
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¡Si! Lo había conseguido. Seguía ahí. Había sido más inteligente que él. Se había burlado de él y ahora no la encontraría. Ella había opuesto resistencia, pero no había conseguido nada. Se sentía bien, aliviada, viva.
-¿Me oyes? ¿puedes oírme?- Alguien le hablaba. Desconcertada, movió los ojos. WAW! eso la mareó. Pero pudo mirar a los ojos al enfermero -Tranquila, tranquila. Parpadea una vez si puedes oírme- A ella le costó cerrar los ojos. Era como si aún no se hubiera amoldado a ese cuerpo. Estaba rígido de no usarse- ¡Muy bien, muy bien! ahora tranquila, enseguida viene un doctor. No te preocupes, todo irá bien. Has vuelto.
Sí. Había vuelto
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Se entretenía moviendo los dedos de los pies. Le costaba un poco, estaban agarrotados, pero en general todo el cuerpo respondía bien. La voz le preocupaba, no conseguía hablar. lo había intentado, había bebido para aclarar la garganta, pero la voz no salía. Los médicos decían que no se estresara, que ya saldría. Pero ella tenía miedo ¿y si el cuerpo era mudo?
Apareció por la puerta el doctor con una mujer tras él, muy nerviosa, con los ojos llorosos y temblando
-¿Vicky, cómo te encuentras?- preguntó el doctor. ella contestó asintiendo con la cabeza- Estupuendo. Es una maravilla ¿Quién lo diría eh? Después de tanto tiempo... Ha venido alguien a verte... ¿La reconoces?
No. Ella no sabía quién era esa mujer. Ya le habían hecho muchas preguntas, y no, no recordaba nada de su vida antes de despertar. Entendía que le preguntarán, ellos no sabían nada. Así que no mintió al responder que no sabía quien era esa mujer. Sintió lastima al ver la apenada cara de la mujer.
-No te preocupes, es normal. Has pasado mucho tiempo lejos. Que estés aquí ya es un milagro- dijo el doctor intentando calmarla, aunque en realidad ella no estaba nada nerviosa. Quería que la dejaran sola, quería volver a la calle- Vicky, esta mujer es tu madre, y está muy emocionada por que has vuelto. No te preocupes, es muy posible que vayas recordando poco. Ahora os voy a dejar un rato a solas.
Quiso gritarle que no se fuera. Que no quería quedarse con aquella mujer a solas. Conseguiría hacerla sentir mal y cruel. Si ella supiera lo que había tenido que pasar, no pensaría eso. Seguro que ella hubiera hecho lo mismo.
-Vicky cariño, soy yo Elena, tu madre. no... ¿no te acuerdas de mi?- volvió a preguntar, cogiéndola de la mano. Ella negó con la cabeza, un poco apenada- Yo... estoy muy contenta por tenerte aquí. Este año sin ti, lo he pasado muy mal. He estado junto a tí, todas las tardes- hizo una pausa- los médicos me han dicho que te cuente cosas de antes del accidente, para ver si poco a poco consigues recordar- y la mujer empezó a hablar y hablar, y no paraba, no paró ni cuando le trageron la comida. Le contaba cosas sobre la família, los amigos, Samuel, su novio. ¿novio? Ahora tenía novio.
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Pasaron dos días más en el hospital haciéndole pruebas. Ella quería irse ya de ahí. No había vuelto para pasar más tiempo en el hospital.
La mujer la cuidaba bien y la mimaba. Era una mujer muy cariñosa. Ya había visto a media familia, todos los compañeros de clase, y a Samuel. Realmente era un chico muy guapo. Todos nerviosos y contentos, pero ella pasaba un poco de todos. No los conocía y la agobiaban con preguntas y recuerdos que ella nunca podría tener, Solo deseaba salir de ahí.
-¿Vicky, qué te pasa?- preguntó la madre acercándose a ella
Se esforzó y se hizo daño, pero lo consiguió
-Quiero ir a casa
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¡No! Esa no era su casa. Ese no era su cuarto. Por lo menos tenía posters, música y libros que ella conocía y que le gustaban. pero había muchas muchas cosas que no reconocía, fotos de sitios y ropa que ella no conocía, ropa que no era de su estilo, le gustaba, pero ella jamás se la hubiera puesto, pero claro... ahora ella ya no era ella.
Era el precio que tenía que pagar por estar ahí.
-¿No lo reconoces verdad?- dijo su padre a su espalda
-No. Lo siento
-No te disculpes, no es tu culpa. Suficiente has hecho con volver
-Si... Y me ha costado- recoció
Él le puso las manos en los hombros y dio dos golpecitos. Después se fue
Esa misma tarde, después de discutir con los que ahora eran sus padres, consiguió que la dejaran salir de la casa para dar una vuelta. Pero tuvo que llevarse apuntada la dirección de su nueva casa.
tras andar sin rumbo fijo, llegó a un parque y se sentó en el césped. Cerró los ojos y respiró hondo. Era increíble notar el aire fresco en los pulmones. Pensar en dejar de hacerlo, le causaba terror
-¡Vicky!- la llamaron. Pero ella estaba relajada, pensando en lo feliz que era estar viva, y tampoco reaccionó ya que aún no relacionaba ese nombre con ella- ¡Ey Vicky!- insistieron. Intrigada ella se giró. Reconoció al desconocido que se sentó a su lado- ¿Qué haces aquí?
-He venido a tomar el aire- contestó la chica que aún no reconocía su propia voz
-¿Cómo te sientes? ¿Has conseguido recordar algo?- Ella simplemente negó con la cabeza- Es... realmente una putada. No reconocer a tus conocidos y... no se... Para mi también es difícil, tenerte aquí, y que tú no sepas ni quién soy yo- Ella no dijo nada pero sintió pena- Realmente me duele
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todo era distinto. Era como si fuera una estudiante de intercambio. Horarios distintos para la hora de comer, y ahora lo hacían los tres en la mesa, en la televisión no veían lo mismo que ella solía ver. Llevaba ya dos meses en ese cuero. Empezaba a acostumbrarse poco a poco a esa vida, pero aún le costaba un poco, sobretodo las clases. A ella nunca le había gustado las ciéncias ni las matemáticas. Se sentía completamente fuera de lugar.
Samuel. Él era algo bueno de su nueva vida. Era un chico muy atractivo, y realmente la quería. Bueno, a ella especialmente no, pero él no lo sabía. Se sentía mal. Sabía que estaba mal engañarle y dejar que volviera a enamorarse, pero también quería más de él. Se podía decir que se empezaba a sentir atraída por él.
Un día, en aquel parque al que tanto le gustaba ir, volvió a encontrarse con Samuel
-¡Buenas!- le saludó ella y él se sentó a su lado- ¿Cómo estás?
-Desde que estás aquí un poco mejor ¿Y tú de lo tuyo?
-Me he resignado a no recordar nada- se metió un poco en el papel. El chico se quedó cabizbajo- ¿Qué pasa?
-No se como sentirme... te has resignado a olvidar, a no tener recuerdos. A empezar de cero... A no recordar los momentos que hemos pasado juntos
Ella sintió una punzada en el corazón. Realmente el chico quería a Vicky, y la echaba de menos. Sabía que estaba mal, pero los dos se sentirían bien.
-Entonces...- dijo ella- Empecemos de cero.
-¿Qué dices?- el chico levanto la cabeza y la miró a los ojos, para ver como ella entrecerraba los suyos y se acercaba a él. Ella sabía que él echaba de menos a la chica, así que no se negaría. y así fue. Samuel también se acercó a ella. Estaban realmente cerca. Notaba su respiración. Cerró los ojos del todo y...
-¡¡Aléjate!!
El grito hizo que ella se apartara de golpe y se tapara los oídos con fuerza.
-¿Qué te pasa?- preguntó Samuel asustado
-¿¡Qué ha sido eso!?
-¿El qué? ¿Qué pasa? ¿Estás bien?
-si...- Dentro del pecho sintió que la oprimían. Se apretó- si. no te preocupes... yo... voy a casa. Mañana nos vemos- y echó a correr dejando atrás al chico llamándola a voces
¿Qué había sido eso? ¿había intentado echarla? Era ilógico. Ella era más fuerte, pero lo había intentado. Le dolía la cabeza y seguía notando presión. Todo le daba vueltas. iba caminando de vuelta para su casa, cuando tuvo que pararse en una esquina, apoyar las manos en la pared e intentar respirar hondo. No paraba de empujar, le dolía el pecho. Pero no podía dejarse ganar, no podía permitirlo, era su única salida. No podría volver a hacerlo. Tenía que ser más fuerte ¡tenía que resistir! Un nuevo golpe, la hizo flaquear de tal modo que vomitó. Sintió que salía de lo más profundo de sus entrañas, y le dio miedo a salir del cuerpo ella también.
Tosió. Cogió aire. Se dio cuenta de que seguía en el cuerpo y se sintió aliviada. Miró el desperdicio que había hecho en el suelo.
-¿¡¡Qué haces aquí!!?
Se giró en rápidamente asustada, pero no había nadie. Miró alredor, pero no había nadie.
-¿Dónde estás?- preguntó
-¡No lo se! en un rincón ¿porqué estás aquí? ¿qué has hecho?- ¡No! ¡No podía ser! comprobó que no había nadie ahí, y confirmó que era ella- ¿Porqué estás aquí?- repitió
-¿Qué haces despierta?- gruñió ella enfadada- No deberías estar aquí
-¡Perdona, eres tú quien no debería estar aquí! está es mi vida. ¿Quién eres tú?
-¡cállate!- No se lo podía creer. Había despertado ¿porqué? ¿Cómo lo arreglaba? Desesperada, volvió a empujarla hacia las sombras de su ser. La chica opuso resistencia, pero ella era más fuerte. Lo consiguió. Esperó un poco a ver si ocurría algo. Pero no pasó Nada
Aún nerviosa, se fue hacia casa

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Las noches eran una tortura. En sueños tenía pesadillas, peleaba con esa chica por un cuerpo, y se despertaba sudando. No sabía si al perder en el sueño perdería en la realidad. Pero tenía miedo. Cada vez dormía menos y estaba más cansada. La otra chica, Vicky, lo sabía y cada vez atacaba más, era odiosa.
Una noche , estando tumbada, mirando al techo ligeramente iluminado por alguna farola de la calle, escuchó sollozos. Se incorporó ¿Era su madre? ¿Alguna chica en la calle? Escuchó atenta y se dió cuenta de que era ella. Eran sollozos reamente tristes. Ella la odiaba con todas sus fuerzas, pero ahora sintió lastima
-¿Porqué lloras ahora?- preguntó
-¿Cómo me has oido ahora?
-No lo se... No entiendo del todo como va esto- hubo un silencio- ¿porqué lloras?
-¿¡pero cómo me preguntas eso!?- no obtuvo respuesta- Me has robado mi cuerpo, mis amigos, mi familia, me estás robando el novio ¡Todo! mis cosas, ¡mi vida! ¿porqué? ¿Porqué me haces esto a mi? ¿Qué te he hecho yo? había conseguido volver... lo había conseguido- y su voz se perdió en el llanto
Sintió lastima. Por un momento se puso en su piel, y contestó:
-Era lo único que podía hacer
-¿Qué quieres decir con eso?
-Era lo único que podía hacer para quedarme aquí
-¿Quedarte aquí? Explícate
-El verdugo de la muerte vino a por mi. Necesitaba hiur y te encontré a ti, que estabas perdida, alejada de tu cuerpo. Pensé que era más sencillo y menos duro para las dos,
-¡¡Pero yo había vuelto!! ¡¡conseguí despertar y tú me echaste!!- contestó Vicky furiosa
-¡Te equivocas!- gritó ella. Cogió aire, se tranquilizó- ¡Tú no ibas a volver! Estabas completamente perdida. Volviste a tu cuerpo porque notaste el peligro. Volviste como defensa, como si fueras una alarma- Las dos quedaron en silencio- Volviste por que ocupé tu cuerpo
-Volví... ¿Volví... gracias a ti? Pero, aún así no entiendo porqué quisiste ocupar mi cuerpo. ¿Qué es eso de que el verdugo de la muerte fue a por ti?
-¿Eres tonta o algo? Tuve un accidente, intenté quedarme en mi cuerpo todo lo que pude, pero este no resistió al accidente y yo tenía que irme. Pero hui, conseguí esconderme en tu cuerpo
-Eso es injusto. Te salvaste tú, pero me has condenado a ver como vives mi vida
-¡¡Tú hubieras hecho lo mismo!!- gritó ella- ¡¡no sabes lo que es ver que tu cuerpo te abandona!! Y luego tener que ire. ¡Yo no me quiero ir! No se qué hay ahí. ¡Tengo miedo!
se dio cuenta de que tenía un nudo en la garganta y estaba apunto de llorar. Vicky no le dijo nada. Esperó a que le contestara, pero no fue así.
Esa noche lloró
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Pasaron tres meses más. Poco a poco la relación entre ellas fue mejorando. Gracias a lo que Vicky le contaba, ella sabía como actuar con las amigas, la famila, en las clases... Eran como dos chicas en un mismo cuerpo. Habían aprendido a vivir juntas, y aunque tenían peleas, se habían convertido en amigas.
Normalmente las peleas venían a raíz de que el control lo tenía ella y no Vicky, y el otro motivo era Samuel. A ella cada vez le gustaba más. Entre que él se acercaba a ella cada vez un poco más, intentando recuperarla, y los comentarios de Vicky, hacían que ella se sintiera cada vez más atraida.
Samuel había intentado besarla, pero Vicky se rebeló, no dejaba que se acercara a él en ese sentido. Vicky sabía que para que Samuel no sosperchara, o no se sintiera mal, no debía alejarse, pero no quería que fuera ella quien estuviera con él. y eso las hacía pelear.
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-¿Hasta cuándo va a durar esto?- Preguntó Vicky
-¿A qué te refieres?
-A esto. A vivir las dos en un solo cuerpo. A compartir una vida
- No... no se qué decirte. No había pensado en un tiempo límite
-¿Vamos a pasarnos la vida así? ¿Qué pasará cuando queramos formar una familia o algo así?
-Vicky... Sabes que si tuviera otra salida me iría. ¡Puedes tenerlo claro! Se que esta vida es tuya y no mia, pero...
-¿No puedes buscar otro cuerpo? No de alguien en coma, si no... De alguien que se haya ido hace poco
-No se si podría entrar, pero estoy segura de que si salgo, no podré volver nunca más. Tendré que irme para siempre y eso me aterroriza
-Todo el mundo se va.... No debe ser tan horrible
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-¡Vicky!- la llamó ella de golpe- ¿Me harás un favor?
-...Claro ¿A qué te refieres?- Vicky no sabía que le pasaba a la chica ahora
-¿Conseguirás perdonarme? ¿Me.... me llevarás flores?
-¿Qué dices ahora?
-No... nada, déjalo
-Últimamente estás muy rara
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Habían pasado seis meses desde que había ocupado su nuevo cuerpo, se había ido acostumbrando gracias a Vicky, pero en lo más profundo del ser que ahora era, sabía que no era lo que ella quería. Ella quería quedarse ahí, con su família, sus amigos su casa y su vida, no la de otra.
Pero era imposible. Ahora estaba en otro cuerpo y su familia no estaba. Los había perdido en el accidente que también se llevó su cuerpo. Sabía lo que tenía que hacer, aún le daba miedo, pero debía ser valiente.
-Vicky... Llevo días pensándolo... Voy a irme
-¿¡Cómo!?
-Si. Esta es tu vida, no la mía. Esta tarde, al volver de clase. te devolveré el cuerpo y la vida
-¿Estás segura de lo que estás diciendo?
-Si.
Cuando fué la hora salieron a la calle que estaba llena de estudiantes que se dirigían a sus casas, y el trafico era fluido. El semáforo se puso verde, así que ella comenzó a cruzar, cabizbaja, pensativa.
-Sabes... no te he dicho mi nombre, me llamo Natalia Roman, yo...
-¡¡¡Vicky cuidado!!!
Le dió tiempo a girarse. Ver a Samuel gritando, y al volverse vio un coche que intentaba frenar desesperadamente. Notó el golpe del coche contra las piernas, y luego la cabeza contra el suelo. Ya no se enteró de nada más. Otra vez, nada.
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Volvió a sentir... No sabía que era, pero podía sentir. Escuchó el ruido de la máquina que imitaba el ritmo de sus latidos. Abrió los ojos y se encontró a Samuel dormido en la silla. Sonrrió feliz al verlo, y entonces se dio cuenta.
Sintió felicidad, le innundó el pecho y sus latidos se aceleraron, pero a la vez le dio lastima, sabía que había perdido algo. ¿Cómo estaría ella ahora?
Samuel abrió los ojos, íncomodo, y entonces la vio con los ojos abiertos, y corrió a acercarse a ella.
-¡Vicky!
-Samuel- consiguió susurrar. Él se acercó para oirla mejor, y ella le dijo- He vuelto de verdad... Te quiero
-¿Estás bien, amor? ¿Te acuerdas de mi?
-Me acuerdo de todo... recuerdo el primer día que te vi... y lo feliz que me haces...
-¡Estás aquí! lo he pasado tan mal...
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-Ven, dame las muletas- dijo Samuel ayudando a Vicky- y... ¿De qué dices que conocías a esta chica?
-Es... una historia especial. No empezamos con buen pie, ella tenía un temor muy grande del que huía, y con un poco de ayuda se enfrentó a su miedo. Me dio mucha pena no poder despedirme... no se si ella quería que nos vieramos una vez más, o se fue cuando quiso... Pero le hize dos promesas. Prometí que la perdonaría, y que le traería flores- con paso torpe se acercó a la lápida y depositó un ramo de flores- Espero que estés con tu familia. Seguro que no ha sido tan terrorífico como pensabas ¿Verdad?... Suerte Natalia!