ERIDOR 1. creando Banthakhän

Colin era un chico de 15, hijo de un explorador y de él heredó el espiritu aventurero.
 
Un día estando de exploración con su padre, cuando el sol se estaba poniendo el chico se alejó del lugar donde estaban acampados y se internó en el bosque. Empezaba a oscurecer y el suelo crujía a sus pies. Si miraba las copas de los árboles podía ver los brillantes ojos de los buhos que empezaban a despertarse.

A pocos metros, escuchó una pelea de animales, por lo que él sabía de animales salvajes, había como mínimo tres animales, por la zona en la que estaban podían ser, perros, lobos, zorros... se escondió rápidamente entre la hierva y esperó a que la pelea acabara. Cuando dejaron de escucharse los angustiodos gruñidos minutos más tarde, Colin escucho cuatro aullidos.

-¡lobos!- se dijo Colin. Esperó largo rato antes de acercarse al lugar. Vio una pequeña cueva destrozada y sangre en la entrada- ¡oh no!-

Entró dentro de la cueva para ver si podía salvar al lobo herido, pero cuando lo vio, supo que no podía hacer nada. Era una hembra blanca y ya estaba muerta. A Colin le dio lastima, pero dio media vuelta y se dispuso a salir, cuando oyó un débil ladrido a sus espaldas, se giró y vio una pequeña bola de pelo blanco temblando. Era una cría y tenía una pata herida. Colin lo cogió y lo tapó como pudo con una camiseta que llevaba en la mochila de piel, y lo puso en ella. No podía dejar a la cría sola, así que volvió a la caravana con ella

-¡Colin hijo! ¿Dónde te habías metido? Hemos oído lobos y estábamos preocupados- le dijo su, padre.

-no, no me ha pasado nada-

-me alegro. Cuando esté la cena te aviso. Mañana volvemos a casa, así que hay que acostarse pronto.

Colin se alejó un poco del carruaje, con un paquete de carne cruda y un par de vendas. Sacó a la cría temblorosa y le vendó la pata, aunque se llevó un buen mordisco en la mano. Cuando ambos se calmaron, Colin le dio la carne al lobo, que se la comió desesperado. Comprobó que era macho y le buscó un nombre, Mosh.

En un mes Mosh había crecido considerablemente. Era muy activo y la gente del pueblo se quejaba de él, porque se comía a sus gallinas y otros animales de granja. Colin siempre reñía a su amigo por estas cosas y el animal realmente se arrepentía, pero al rato se le olvidaba. Pero con el tiempo Mosh ya era grande y aunque Colin lo veía como a un perro más, el animal cazaba en las granjas del pueblo, destrozaba huertos y aunque solo jugaba los vecinos le temían.

-Colin, yo también quiero a Mosh, pero si continua así nos echaran del pueblo. Devuélvelo al bosque. Al lugar donde lo encontraste- le dijo un día a Colin su padre

-pero... -

-¡no! No quiero peros. Ve ahora mismo. Prepara tu maleta-

Y así lo hizo. Se preparo una maleta con ropas de abrigo, comida y un cuchillo junto al arco.

-Mosh, amigo- dijo al lobo- voy a llevarte a tu casa, ahí estarás con amigos como tu, ¿vale?- el lobo estaba sentado, mirándolo son la cabeza ladeada y con cara triste- ¡venga nos lo pasaremos bien!

Cuando ya estaba listo en la puerta de la casa, sus padres le desearon suerte y que volviera en buen estado. Su hermano Corin no le dijo nada. Sus tres mejores amigos, Eaoden, Razarc y Judis tambien le desearon suerte.
Chico y lobo estuvieron 15 días caminando y jugando juntos por el camino. Dormían junto al fuego, abrazados para pasar menos frío. Al llegar al lugar, Mosh estaba contento, reconocía ese lugar como su hogar, pero... Colin era, en parte, su amo, y le quería. Y a Colin le pasaba lo mismo.
-Bueno, amigo- dijo Colin abrazando al lobo- este es tu hogar. Ahora debes encontrar a tus compañeros, y formar tu familia de verdad. Yo... te quiero mucho Mosh. No te olvidaré- se dio la vuelta. Dio unos pasos y Mosh le siguió- Mosh, escucha, quédate aquí. NO ME SIGAS, ¿vale chico?- y echó a correr
Corrió tanto como pudo, y Mosh se quedó en el sitio, donde lo habían abandonado, sentado, esperando por si Colin le recogía, por si era una broma, pero no. Colin pudo escuchar, perfectamente, el aullido de triste despedida de Mosh.

X X X

-Chicos, debemos acampar ya. Es de noche y no conviene seguir avanzando-
Habían pasado tres años. Colin y su padre exploraban las montañas Kilic. Con ellos iban tres hombres con sus hijos, amigos de Colin, ellos eran, Eaoden quien era el mejor amigo de Colin desde que eran pequeños. Judis, una preciosa chica rubia, muy dulce, de la cual estaba enamorado y Razarc un chico un tanto distante e introvertido, pero era buen chico y aunque iba obligado por su padre de expedición no se oponía ni causaba problemas. Los cuatro chicos dormían junto a un fuego, cerca de uno de los dos carruajes, mientras los padres lo hacían junto al otro.

Una vez a mitad de la noche, Colin se despertó sobresaltado por el aullido de un lobo, pero parecía que sus amigos no habían oido nada, puesto que seguían durmiendo. No conciliaba el sueño, así que salió a dar un paseo. El paisaje era rocoso y de no ser por la luz blanca de la luna no hubiera podido ver nada. Detrás de una lejana roca, vio dos puntos verdes, que desaparecían. Parecían dos ojos. Intrigado se acercó al lugar.

-¿Adónde vas, Colin?- le dijo la hermosa Judis

-esto... Judis. yo, he visto algo ahí, e iba a mirar que era- dijo nervioso
-yo también he visto algo, ¿llamo a Eaoden y Razarc, y vamos a mirar?

-está bien- dijo él

Cuando estuvieron los cuatro despiertos, se pusieron en marcha hacia el lugar. Caminaron un rato no muy largo, y de pronto Razarc gritó que enfrente había algo. Y así era, a unos cien metros había un bulto blanco que se alejaba. Echaron a correr, y sin previo aviso cayeron por un agujero que nadie había visto.

Colin tuvo la sensación de que el estómago se le subía a la garganta. Todo estaba oscuro, no podían verse los unos a los otros tan solo podían escuchar los gritos que todos daban. Al final de la larga caída, Colin sin previo aviso se golpeó con algo en la cabeza y se desmayó. Todo fue tan rápido.

Poco a poco Colin se despertó y se incorporó, vio a sus compañeros en el mismo estado que él. Los cuatro estaban desconcertados, se encontraban en lo que parecía un pequeño claro en un bosque, no muy espeso. Había mucha luz, pero no se escuchaba ni un solo pájaro. Cuando todos recuperaron el sentido empezaron a hacerse las preguntas

-¿que sitio es este?- preguntó Razarc

-Lógico, un bosque- dijo Colin- pero esto no son las montañas Kilic
-pero si acabamos de caer por un agujero de ellas- replicó Eaoden

-tiene razón no estamos en las montañas Kilic, tan siquiera estamos en Archelant- dijo Judis- este sitio no me gusta
-mirad ahí hay un camino- dijo Eaoden. Y así era. Pero ahora el problema era, ¿qué extremo seguir del camino? Los chicos decidieron uno, pero Judis se negaba a ir pero finalmente, por temor a quedarse sola, les siguió

-¡mirad!

-¿que es eso?
-un lobo... ¡¡¡corred es un lobo!!!

Echaron a correr en dirección contraria al animal, y cuando se habían alejado lo suficiente, se dieron cuenta de que Colin no estaba con ellos. 

-¡¡¡corred es un lobo!!!

Echaron a correr en dirección contraria al animal, y cuando se habían alejado lo suficiente, se dieron cuenta de que Colin no estaba con ellos. El chico se había quedado paralizado delante del lobo. Tenía un tamaño descomunal, y un frondoso y suave pelo, blanco como la nieve, los pequeños ojos de color verde intenso y el hocico bien negro.
El potente lobo, se sentó medio metro delante de Colin. El chico asustado, extendió el brazo, con la palma de la mano hacia arriba, y la acercó con cuidado, poco a poco, al hocico del lobo. Este la olisqueó y agachó la cabeza, de modo que Colin pudiese acariciarlo. El chico estaba maravillado, ante el animal. Estuvo un buen rato acariciando al lobo, como si fuera un perro.

-Eres precioso- dijo el chico- me recuerdas a...- Algo le vino a la cabeza. Ese lobo no se parecía, es que ese era su lobo, era Mosh.


-¿Mosh?-

-efectivamente- dijo, con una potente voz, el lobo. Colin cayó al suelo de culo, asustado-No tengas miedo. Soy yo. Te he echado mucho de menos Colin.

-pero... si hablas-

-si. Ya te explicaré. Ahora debemos reuniros a los cuatro-

Uno al lado del otro, fueron por el camino. Encontraron a los otros y volvieron al claro, donde se sentaron en fila.

-chicos... debo deciros algo... – el pobre Colin no sabia ni que decir- ¿os acordáis de que tuve un lobo?- el grupo afirmó- pues este es Mosh... aún no se ni cómo ni pórque está aquí, pero... ahora va a explicarnoslo.

-¿Colin estás bien?- dijo preocupado Eaoden

-estas loco- afirmó Razarc

-este sitio, es maligno, noto su mal aura- la chica estaba asustada

-Colin dice la verdad- dijo Mosh. Los chicos gritaron asustados, y Judis estuvo apunto de volver a echar a correr- no os preocupéis. Yo os ayudaré-

-Mosh... Mosh... ¿Cómo es esto posible? ¿cómo es que hablas?- quiso saber Colin

-mejor, ¿dónde estamos?- preguntó Razarc

-preferiría saber como volvemos- dijo Judis

-tranquilos, tranquilos- dijo Mosh- empecemos. Colin, ¿recuerdas que me dejaste en la cueva, donde me encontraste tiempo atrás? Cuando te fuiste me quedé ahí esperando por si regresabas. Pasaron los días, llovía, y no volvías. Uno de esos días fui a beber a un charco, y me extrañó no ver mi reflejo en él... metí el hocico, y caí en la nada.

“Todo era totalmente blanco. Pero mi cuerpo no reflejaba sombra alguna y no había absolutamente NADA. Di un par de pasos, y miré atrás, me di cuenta que mis pisadas se convertían en tierra. No tardé en crear el mundo, pero era totalmente liso y llano. Dando pesados saltos, creé las montañas, y de una lagrima hice los mares. Después, descubrí que al exalar creaba la vegetación, y creé los bosques. Pero no he conseguido crear animal alguno, me faltaba algo, y ahora ya se lo que es.”

-eres... ¿el creador de este mundo?- dijo maravillado Eaoden

-eso parece- contestó el lobo

-eres fantástico- dijeron Colin y Razarc

Pasaron el día hablando y jugando, cenaron manzanas, y sobre un buen monton de hojas que creaban unas cómodas camas, durmieron tranquilos y con una temperatura ideal.

Eaoden, despertó con el suave cantar de los pájaros. Y tardó en reaccionar.

-antes no había pájaros... ¡los ha creado esta noche! ¡¡Mosh!!- dijo asombrado para sí mismo y corrió hasta el lobo que dormía y lo despertó gritando-¿¡¡cómo lo has conseguido!!?-

Mosh se desperezó, y a su lado Colin hizo lo mismo. Y después de bostezar el lobo dijo

-Una sola gota de vida, que no fuera la mia, era lo que necesitaba para dar vida a los animales. De todas las clases que existen y de las que no

-¿has creado desde águilas, jirafas, hasta mariquitas?- pregunto Razarc que se había despertado, junto con Judis

-y mucho más. He creado minotauros, hombres gato, faunos, sirenas, centauros... incluso dragones, enanos, elfos, hadas y unicornios-

-¡¡eso es fantástico!!- gritaron los dos chicos emocionados.

-pero no llego a comprender a los humanos del todo, y no he conseguido crearlos-

-¡no importa! Lo que has hecho es grandioso. Me encantaría ver unicornios y elfos- dijo Colin

-a mi dragones- dijo Razarc

-podemos ir a visitarlos- dijo feliz Mosh

Pasaron el día de visitas. Conocieron docenas de animales parlantes, todos simpáticos y amables. Llegaron a ver familias y manadas de hermosos unicornios, pero no pudieron hablar con ellos, ya que ellos solo hablaban contadas veces. Parecía que todas aquellas criaturas llevaran años en ese mundo, tenían sus hogares y costumbres como si fueran milenarias.

Después de comer, fueron a ver a los dragones. Vieron de todo tipo colores y de diferentes razas. Estoas animales eran tan inteligentes como los humanos y se podían comunnicar con ellos mentalmente, ya que de sus bocas solo salían rugidos y llamaradas.

Ese día tanto dragones como chicos se quedaron tan impresionados de conocerse, que los dragones otorgó un huevo a elección de cada chico, cada que los humanos y los dragones estuvieran unidos para la eternidad.

Colin eligió una raza de dragón llamada Ghazhak, se distinguia del resto por ser el mas robusto. De su cabeza salían dos cuernos hacia atrás y una fila de puas que llegana hasta la cola, tenía cuatro patas y dos ernormes alas. El huevo que le ofrecieron a Colin era de color rojo intenso. Eaoden por su parte escogió la raza Skrahós, muy parecida a los Ghazhak, pero de colores más claros, y acostumbrados a vivir en lugares frios y se distinguen perfectamente por ser los únicos dragones que en vez de escupir fuego escupían una ráfaga de aliento helado. El huevo de Eaoden era de un azul electrico. Razarc se encapricho de los Azwakh, unos dragones mas alargados y parecidos a las iguanas, con cuatro patas y alas. Y su huevo era de color verde oscuro. Por último, Judis que no parecía nada feliz desde que estaban ahí, por una vez pareció algo emocionada al coger en brazos un huevo negro de la raza Ghazhak.

Después de que los dragones les entregaran los enormes huevos, Mosh los condujo a un pueblo en mitad del bosque. Cuando llegaron era el anochecer y les dieron una festiva bienvenida en uno de los pueblos élficos. Esa noche Eaoden y Colin, quedaron flechados por dos hermosas elfas, con las cuales hablaron y rieron toda la noche. Después de la fiesta de bienvenida, los invitados, fueron a descansar en habitaciones distintas, del eficicio central del pueblo, que era un enorme árbol, y al igual que el resto de la cuidad había sido creado, cantando a los árboles.

A mitad de la noche, Colin se despertó asustado. Su habitación se veía completamente roja. Por un momento pensó que ardía en llamas, pero no era así. Un ruido salió del huevo de dragón que estaba en la mesa de noche. Era el huevo que lo iluminaba todo. Se incorporó, y se quedó observando el huevo, que empezó a crujir. Estaba muy atento y vio como lentamente el huevo empezó a desquebrajarse. Pasaron los minutos y pudo ver una pequeña patita roja.

Pasó un cuarto de hora, y el pequeño dragón no conseguía salir, por mucho que lo intentara. Así que el chico con mucho cuidado arañó un poco la cascara y abrió un pelín el huevo, dejando al descubierto un dragón rojo, del tamaño de un gato grande. Sus púas y ojos eran negros. Parecía tan indefenso... el pequeño dragón gruñía. Él, un poco asustado, le acercó la mano para que la oliera. En cuanto sus cuerpos chocaron sintió un fortísimo dolor de cabeza, que lo dejó sin aliento y le vió obliado a cerrar los ojos. En cuanto recuperó el aliento, vio como el dragón le miraba fijamente a los ojos, igual de extrañado como él. Y se pasó la noche acariciando a la cría que le parecía extrañamente débil.

A escondidas se fue a la cocina y robo algo de carne cruda para su pequeño dragón rojo. Al volver se pasó la mayor parte de la noche hablándole al dragón ya que sabía que un dragón podía ser tan inteligente como él e incluso más, pero al final cayó rendido ante el sueño.
  

Unos suaves rayos de luz despertaron al chico, que se giró por que la luzle molestaba en los ojos y vio a su lado, en la cama, el dragón. Pero había crecido notablemente, ahora tenia el tamaño de perro bastante muy grande, y su cola era un tercio de su cuerpo.

-buenos días- dijo despertándolo

{buenos días, Colin} dijo bostezando, dejando ver lo larga que era su rasposa lengua {me parece que no llegué a salir bien del huevo}

-no podías salir y tuve que ayudarte a romper el huevo-

{debe ser por eso que soy más pequeño de lo que toca}

-¿¡más pequeño!? Pero si eres enorme- se quedó pensando un momento- no importa te querré igual. Por cierto ¿eres macho o hembra?-- dijo Colin sonriendo, y acariciando el morro de su dragón

{Soy macho, es más ¿Que nombre quieres darme?}

Colin estuvo pensando un largo rato y le dijo:

-¿qué te parece Illium?-

{no me convence}

-m... ¿Beybac?-

{¡Si! Beybac me gusta} y le lamió parte de la cara, en forma de beso

Dos horas más tarde, los cuatro chicos se vieron en el salón y todos se quedaron impresionados al ver que el huevo de Eaoden también había eclosionado. Su dragón era bastante más grande que Beybac y de color azul eléctrico con las púas y ojos azul oscuro, muy elegante.

-¡vaya Eaoden!¡¡Felicidades!!- señaló a Beybac y dijo- él es Beybac-

-encantado, Beybac. Al parecer eres más pequeño que mi dragón Hírador. Sin intención de ofender- dijo Eaoden

{Tranquilo, no ofendes. Colin tuvo que ayudarme a salir del huevo} dijo Beybac
{Pues se te ve con vitalidad} dijo Hírador

Colin, estaba radiante de felicidad, igual que Eaoden. Ahora se sentían con más fuerza y se apreciaban más a ellos mismos y sus dragones. Ahora la mente de los chicos estaba unidos a la mente de sus dragones, y esos les hacía más felices.

-Felicidades a ambos- dijo Mosh entrando sigilosamente en la sala- vuestros dragones han nacido extrañamente pronto. Es una señal de que seréis buenos jinetes-
-buenos días Mosh- dijeron todos, excepto Judis, que se comportaba de forma extraña

-Colin...¿qué le ocurre a tu dragón?¿Por qué no ha crecido adecuadamente?- preguntó amablemente
-veras Mosh... Beybac no conseguió salir del huevo y tuve que ayudarle- explicó él

{Parece que tengo mi pata delantera derecha, por debajo de su rendimiento total} dijo Beybac hablando para todos.

-pero sigues siendo fuerte y más ágil.

{Así es. Pero puede que siempre sea más pequeño que los demás}

-¿cuándo nacerán nuestros dragones?- pregunto Razarc refiriendose a él y a Judis
-cuando el huevo esté listo para nacer. El dragón que hay dentro debe acostumbrarse a vosotros- dijo Mosh

-...-remugó Judis

Después de ver el comportamiento de Judis, Colin decidió que debía hablar con ella después de desayunar.

-¿qué te pasa Judis? Estás extraña-
-no me gusta este sitio, no me gusta ese lobo, ni los elfos, enanos, unicornios.... ¡¡me quiero ir a mi casa!! y tú y Eaoden estais locos saliendo con esas elfas, todos estais locos intentando crearos una vida en este irreal, ilógico mundo, esto es una aberración. ¿un lobo creando un mundo? En cuanto sepa como salir de aquí, lo haré-
El siguiente dragón en nacer, mucho después que Beybac o Hírador, fue Nia, la dragona de Razarc. Una larga dragona, parecida a una iguana, pero con alas. Era de color verde como la hierva recien nacida con sus pequeñas púas de un verde oscuro igual que los ojos. Era una dragona muy hermosa. Y por último nació el dragón de Judis. Más grande que ninguno y mucho más impresionante, un enorme dragón totalmente negro. Su nombre era Masbou.

Pasaron seis largos meses en ese extraño y hermoso mundo. Los elfos construyeron una cuidad para los humanos, en forma de ciutadela. Y los chicos la bautizaron como Eridor. Mosh anunció que iría trayendo más humanos a su nuevo mundo que terminó llamando Banthakhän.

Mientras tanto los cuatro chicos empezaron a recibir clases. Aprendían a luchar, a escribir y leer en el idioma élfico, a volar sobre sus dragones, a luchar montados en sus dragones, y a luchar por ellos mismos. Aprendían a comprender la magia y a saber usarla. Y los dragones también debían aprender a luchar.

Cuando acabaron la formación cada chico se decantó hacia alguna cosa. Judis se dedicó a estudiar más a fondo la magia. Razarc por la expansión de tierras, pues le gustaba la idea de fundar una ciudad. Eaoden por la política, pues era buen líder. Pero Colin no sabía por que decantarse, así que estudiaba de todo un poco.

Durante los próximos tres años, Colin estuvo viviendo con la elfa que conoció el primer día, Ankairiel. Al igual que Eaoden con Idrien. Razarc tenía en mente fundar una ciudad y tenía basatantes seguidores que se unirían en su causa. Y Judis estaba sumida en la oscuridad, y no se relacionaba con nadie que no fuera su dragón Masbou. Colin se enteró de que ella y Masbou, salían por las noches y mataban unicornios, para beber su dulce sangre, que otorgaba grandes poderes, tambien se deshacían de dragones, para no tener competencia, y otros animales sagrados.

Desde que Judis llegó a ese mundo había cambiado radicalmente, de ser una dulce, encantadora, amable y alegre chiquilla a ser malvada, asesina de animales místicos, desagradable, irónica, peligrosa y apartada de todo el mundo, excepto su oscuro dragón Masbou que era igual de desagradable que ella.
Una noche, cuando Judis ya era bastante ágil con la magia oscura, salió del castillo y se dirigió a las puerta de la ciudad de Eridor, cuando los guardias se negaron a abrir las puertas a esas horas de la noche. Ella sin remordimientos, susurró unas palabras incomprensibles, y los dos guardias se desplomaron en el suelo. A las afueras montó en Masbou, y se pusieron a volar, en busco de algún unicornio, pequeño dragón, caballo halado....

{Judis ¿te apetece hacer algo divertido?} dijo Masbou

-¿cómo qué?-

{Este mundo es perfecto por todas partes amor y bondad... ¿qué te parece crear un nuevo ser... malvado, feo y a nuestras ordenes? ¡Que nos traten como a reyes que es lo que deberíamos ser!}

-¡¡Masbou, eres genial!!-

Bajaron a un claro de un lejano bosque, tan bonito como siniestro a aquellas horas de la noche.

-crearemos un ejercito... construirán un palacio en nuestro honor ¡aquí!- dijo la chica extendiendo los brazos y girando sobre si, lentamente- para crear mi bestia necesito... ¡un fauno!, Si un fauno oscuro y.... un hada malvada... ¡mañana empezaremos la búsqueda!

Gracias a lo hermosa que era Judis, le fue muy fácil convencer a un fauno y un hada, para que se pasaran al lado oscuro, en una semana. Y estos dos seres fueron convenciendo a más de su especie. Al mes siguiente, Judis estrenó un traje que tenía guardado para una gran ocasión como aquella. Era un traje negro precioso con el esqueleto de un dragón diminuto en el escote.

Cuando Judis se disponía a salir de Eridor para reunirse con sus lacallos, se encontró en los pasillos con Colin y Ankairiel
-¿Adónde vas con ese traje Judis?- dijo el chico

-tengo asuntos que atender- dijo ella tajantemente

-Ankairiel, ve tú, ahora iré- le dijo a la elfa, que se marchó no sin antes mirar a la oscura chica- Judis... sé lo que hacéis por las noches Masbou y tú. ¿Es lo que vas a hacer ahora? Deberías parar ahora o algo terrible va a ocurrir-

-A mi nadie me dice lo que debo hacer y menos tú Colin. Tú te relacionas con aberraciones ¡a saber que haras con esa elfa en vuestros aposentos! Es asqueroso, no es de tu misma raza, así que ni se te ocurra cuestionar si lo que yo hago está bien o está mal. Primero mira en tu casa lo que está ocurriendo.
-No metas a Ankairiel en esto, Judis- dijo con tono amenazador el chico- Lo que yo haga con ella no es de tu incunvencia, pero lo que tu haces si nos incunve a todos. Matando unicornios y beber su sangre, realmente es algo horrible y puede traernos problemas a todos. ¿No te sientes culpable?-

-no- dijo ella orgullosa

-¡eso es horrible! Judis, he dejado pasarlo demasiado tiempo y creo que es hora de que Mosh se entere de lo que está ocurriendo-

Judis se acercó tanto, que Colin notaba el pecho de la chica sobre el suyo. Ella le señaló con el índice.

-si Mosh se entera de algo, sabrás lo malvada que puedo llegar a ser. Descargaré sobre tu elfa mis secuaces, y sobre tí mis peores hechizos- se separó y empezó a caminar hacia la puerta
-Judis, no estoy solo en esto- anunció Colin en voz alta, mientras la chica abría los portones, para salir de aquel palacio

-tampoco yo- le lanzó una severa mirada, y fue su última palabra. Salió del palacio y se reunió con lo que es apenas un mes se había convertido en un numeroso ejército.

-bien marchemos hacia donde construiremos mi palacio- dijo ella ante la multitud

Tardaron un par de horas en llegar al claro. Judis que iba montada en Masbou habia tenido que dar muchas vueltas en el aire, ya que era mucho mas veloz que sus secuaces que iban a pie. Cuando todos habían acampado, ella llamó a un fauno y a un hada al azar y se los llevó a parte, fuera de la vista de los demás.

-muy bien. Ahora quiero que cerréis los ojos y dejéis la mente en blanco- dijo Judis

Lo que ella tenía en mente, era fusionar a esas dos criaturas. Estos hechizos, estaban prohibidos, y no se los había enseñado su tutor, pero en los libros de la sección prohibida de la gran biblioteca, estaban escritos y explicados, así que ella los memorizó y usó en insectos y criaturas menores tantas veces que ahora ya sabía usarlos casi a la perfección.

Extendió las manos, y murmuró el hechizo, en el idioma élfico. Vio como tanto el fauno como el hada, empezaban a deformarse, a gritar de dolor y sus voces y aspectos empezaban a volverse horribles. Pero aquello no era suficiente, no tenia energía suficiente como para llegar a unirlos. Pues la magia requiere de la energía del cuerpo y la mente. Masbou se dio cuenta de ello y unió sus fuerzas a las de la muchacha, gracias al vinculo entre ellos dos, jinete y dragón.

Un aura, marrón oscura, envolvió a los dos seres ahora horrorosos, y empezó a expanderse y volverse tan oscuro que lo único que se podía ver era una gran mancha legra y su oscura luz iluminaba tanto como el sol. cuando la cegadora luz oscura desapareció pudieron ver a un ser, realmente horrible, su cuerpo, esvelto parecía recubierto de una gelatinosa y fétida gelanita. Dos cuernos salían de su frente y sus piernas parecían flexionadas igual que las tenían los faunos, pero sin sus pezuñas. Decidió llamar a su nueva criatura Nurborg.
{perfecto. Vamos ha hacer lo mismo con los demás} dijo Masbou

-Espera. Debemos hacerles un jefe que se encargue de ellos, y los lidere en la batalla, pero que este me obedezca a mi- le dijo ella

{como tu veas}

Una vez hubo convertido a todo su ejercito en Nurborgs, se dispuso a unir a dos de ellos, creando así una criatura aun más horripilante.

-Necesito recargar energías antes de crear a la nueva criatura- dijo intentando recobrar el aliento después de tanto esfuerzo
{¿Que nombre le daremos Judis?}

-no lo sé aún.... talvez Groin-Tukh-

{Si me gusta. Suena mal}

Estuvo un rato sentada recuperando fuerzas, y comió manzanas que algunos faunos le llevaron antes de convertirlos en Nurborgs. Cuando sintió suficiente fuerzas como para crear su Groin-Tukh se levantó. Llamó a dos Nurborgs y volvió ha hacer el ritual oscuro, y esta vez se concentró en crear una riatura más alta y robusta, y tal vez un poco más inteligente.

Una vez terminó, el Groin-Tukh media casi 3 metros, era muy fuerte y tenía cuernos igual que el Nurborg, era macho. Se había molestado en hacer machos y hembras para no tener que gastar energía en crear más seres. Antes de sentir que no podía más creo el último ser, un Groin-tukh hembra. 


Pasó un mes, y un día Colin fue de expedición al lugar donde había vivido una colonia de dragones, lugar que ahora estaba desierto, ya que esos dragones habán marchado de esas tierras, despues de los constantes ataques de Judis y Masbou. Colin encontró escondido entre lo que debería haber sido un nido, detrás de los huesos de un gran dragón, un huevo de unos 60cm de largo, de color verde chillón.

-¡¡mira Beybac, Un huevo!! ¿Te imaginas que se abriera? seríais como hermanos

{Dudo que un jinete pueda tener dos dragones Colin. Sería injusto para uno de los dos. Si siempre montases en mi, ¿qué pensaría el otro dragón? ¿O al revés?}

-tienes razón pero prefiero llevármelo, dejarlo aquí abandonado va ha servir de poco, a pesar de ser el almuerzo de alguna criatura- mientras lo decía guardó el huevo en bolsa que siempre llevaba y después subió a la silla de Beybac.

Uno de los tutores de Colin, les enseñaba como luchar, jinete y dragón, y que la pata débil de Beybac no sufriera. El dúo aprendía rápido, pero Colin estaba distante, tenía la mente en otro sitio. El tutor al darse cuenta cortó las ataduras que mantenían sujeto a Colin en la silla de Beybac, y cayó de lado al suelo, dándose un fuerte golpe en el hombro izquierdo. El hombre ayudó a levantarse al muchacho y le dijo:

-Colin, ¿quieres hablar conmigo?-

-¿sobre qué?-

-sobre lo que te distrae. ¿Qué te preocupa?-

-vaya, venía a ver como mejoraba el jinete más ágil y lo encuentro en el suelo- dijo Mosh acercándose a ellos con ese aire majestuoso que le caracterizaba- ¿qué ocurre?

-veras... Colin está últimamente más distraído de lo normal- dijo el tutor algo asombrado. Hacia años que el gran lobo había desaparecido. Anunció a los más allegados que debía hacer prosperar el mundo entero y no solo ese pequeño continente que ellos conocían, y partió. Hasta el momento no habían vuelto a verle.

-¿quieres contármelo a mi, Colin?- preguntó amablemente Mosh

-veras Mosh... es que no sé si debería decírtelo- dijo Colin

-os dejaré a solas, esperaré en el pabellón- dijo saliendo de la sala el tutor

-Mosh, es Judis. Ya no es la misma. Hace tiempome enteré de que mataba unicornios y bebía su sangre. Y la colonia de dragones Burzcair se dieron al exilio ya que se entretenía matando a las crias y enfrentandose a ellos-

-¿qué le ha ocurrido, para que haga todo eso?-

-no lo sé. No es la misma desde que llegamos a Eridor-

-Está bien, no te preocupes, ya me ocuparé de planear algo. Es una bruja muy poderosa-


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-Quiero ocho Nurborgs, hacia el sur matando unicornios. Doce al oeste, matad crías de dragón y traedme sus huevos. Hacia el norte están las altísimas montañas Ross limites de este continente y el este... Eridor- decía Judis mirando un mapa

-Está bien bruja Judis- dijo el Grin-Tukh macho

Habían pasado 6 meses. Judis casi había extinguido a los unicornios y la inmensa mayoría de los dragones habían huido y nadie sabía a donde.Hacía ya tiempo que Judis se había ido de la ciudad de Eridor. Ahora vivía en su oscuro palacio, creado en el centro de un pueblo pobre creado por los Nurborgs. Masbou crecía a base de maldad, y como todo a su alrededor lo era, era inmenso, y solo amaba y respetaba a su dueña. Mientras Colin, Eaoden, Razarc, sus respectivos dragones y Mosh planeaban un ataque.

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-Bien, sabemos donde esta Judis, así que cada uno con su dragón, la acorraláis y me dejáis a mi- dijo Mosh

-nuestra magia de jinetes de dragón contra la bruja oscura Judis, será casi nula- dijo Razarc

-si, pero si unimos nuestras fuerzas con las de Beybac, Hírador, y Nia, seremos más fuertes- dijo Eaoden

*solo espero que Judis se de cuenta de lo que hace, y que no espere nuestro ataque* pensó Colin

Partieron al alba, después de despedirse de sus amadas. Iban los tres jinetes de dragón, volando hacia el oeste, y el sol salía a sus espaldas. Intentaban disimular lo nerviosos que estaban. Solo pararon para comer rápidamente, y volvieron a volar bajo el radiante sol. Pero a medida que se iban acercando al castillo oscuro, hacía más frío y había menos vegetación. Todas las tierras de las que la bruja oscura se había adueñado, no tenían ni pizca de vegetación, y si había, estaba muerta, y no llegaban los rayos del sol, por muy mediodía que fuera.

Cuando los chicos llegaron tiritaban de frío. Alrededor del castillo había casuchas mal construidas, donde vivían los Nurborgs, que no los vieron llegar. Razarc con Nia y Colin con Beybac, se quedaron destruyendo el pueblucho y a los Urgalos. No tardaron más de quince minutos, ya que los Nurborgs sin un plan de ataque o sin los Groin-Tukh, que se habían multiplicado, para que les dieran ordenes, eran asustadizos y huyeron.

Eaoden mientras, entró en busca de la que fue su compañera tiempo atrás. Pero el castillo por dentro era mucho más grande que por fuera. Eaoden pensó que sería magia. Los pasillos eran enormes, para que Masbou pudiera pasar por ellos a sus anchas y formaban laberintos, en los cruces había indicaciones en letras escritas en sangre plateada, sangre de unicornio, pero eran letras sin sentido, debía de ser un idioma que había creado la bruja oscura. Había poca luz y Eaoden estaba asustado, pero preparado para atacar en cualquier momento. Al llegar Colin y Razarc se unieron a él, y se pusieron de acuerdo en que Eaoden con Hírador estuviera delante, por ser el más grande y fuerte, y detrás Razarc con Nia, porque tambien era más grande, así si Colin necesitaba salir o correr al ser Beybac más pequeño y ágil no tendría problemas.

Mientras tanto, un Nurborg que había huido del campamento, al ser atacado por dos dragones, había llegado hasta la bruja y la avisó de que venían aquellos horribles dragones de colores vivos. Ella no se lo esperaba, pero le daba igual, Masbou era y siempre lo había sido, más fuerte que los demás, y ella era muy poderosa.

{¡¡Masbou!!} llamó al dragón oscuro {Ha llegado el momento de luchar}

Casi al instante, apareció Masbou en su gigantesca sala, en lo más alto del castillo. La bruja subió a su silla y se ató las piernas, para no caerse. Y se quedaron esperando la llegada de los tres jinetes de dragón.

{No te preocupes Judis, vamos a vencerlos a todos} le dijo Masbou

-lo sé- dijo ella acariciándole

los tres chicos ahora si que estaban nerviosos. No encontraban a la bruja y estaban desorientados entre tanto pasillo. Parecía que cada vez que giraban una esquina ya habían pasado antes por ahí.

-cuanto más tardemos, más tiempo para prepararse tendrá Judis- dijo Colin nervioso

-eso ya lo sabemos. Todos estamos muy nerviosos. ¡Debemos encontrar la salida ya!- dijo Razarc

-si. Pero recordad que ya no es Judis, ahora es la bruja oscura- dijo Eaoden-

y siguieron caminando lo que les pareció que eran horas

{¡callaos oigo algo!} dijo Beybac

todos se callaron y pudieron oír unas roncas voces que decían:

-esos asquerosos escupe fuegos ya se han ido. Hará casi una hora que atacaron y nadie los ha vuelto a ver-

-si, creo que ya podríamos volver- dijo una voz un poco más aguda que la anterior

-no. La bruja oscura, nos arrancaría la cabeza con sus uñas- dijo el primero

Razarc se estremeció al imaginarlo. Y sin querer Nia, con la cola tiró un escupidero de metal lleno de saliva y baba de Nurborg, e hizo mucho escándalo al caer al suelo.

-¡¡eh, oye!! ¿quién hay ahí?- dijo el Nurborg de voz aguda, acercándose. Hírador alzó una pata listo para aplastar al Nurborg que girase la esquina, y así lo hizo.

El otro Nurborg, se puso como un loco, tiró su hacha al suelo y empezó a correr de un lado para otro. Beybac voló por encima de Hírador, agarró al asqueroso ser con las tapas traseras, se lo pasó a las delanteras y de un mordisco quedó fuera de combate

-¡Puagh! Beybac que asco, me has pringado entero de sangre de Nurborg

-jajajajaja- se reían tanto Eaoden y Razarc como Nia e Hírador

{perdona Colin. Pero... debemos acostumbrarnos}

-¡hey! ¡venid he oído algo!- dijo la voz de otro nurborg. Y se oyeron pasos de unos diez Nurborgs aproximadamente

-¡Eaoden, Razarc! Tenemos compañía- avisó Colin

se acercaron al cruce y pudieron ponerse en fila una al lado del otro, preparados para el ataque y enseguida aparecieron los Nurborgs con fuertes armaduras.

Beybac agarró con las patas delanteras a uno, y le partió la columna vertebral. Otros dos nurborgs, intentaban herir al dragón rojo con sus hachas en las patas traseras. Pero Colin con su roja espada, los mató desde arriba clavándoles la espada en el pecho.

Eaoden con Hírador, iban aplastando nurborgs y cortando cabezas. Y Razarc con Nia iban estrujandolos con su alargado cuerpo de serpiente.

Rápidamente se deshicieron de los molestos nurborgs. Y eso les subió la moral. Pero volvió a bajarles porque tardaron media hora más en llegar a la gran puerta de la habitación de la bruja oscura y al abrirla vieron a Judis, más guapa que nunca, más provocativa, pero más infeliz y malvada. Acariciando al gigantesco dragón, sus escamas negras relucían, y era tan grande como dos veces Hírador, Beybac y Nia juntos.

-llevo largo tiempo esperándoos- dijo la bruja oscura

-estás espléndida- dijo Razarc. Nia le gruñó ofendida

{Razarc no tenemos tiempo para eso. Solo intenta confundirte} le dijo Colin, aunque estaba de acuerdo con esa opinión

-¿sabes por que estamos aquí verdad?- dijo Eaoden a la bruja

-¿insinúas que soy estúpida?- dijo ella. Masbou gruñó

-¿entonces vas a rendirte?- dijo Colin

una sonora carcajada salió de la fina boca de la chica, y dijo:

-¿crees que cambiaría esta maravillosa vida por algo?-

-Judis, debes reaccionar. ¡antes no eras así!- dijo Razarc

-antes no teníamos dragones- objetó ella

-¿qué te ha cegado tanto?- preguntó Razarc

-este país. Este mundo. La diversión. ¡El poder!-

-no nos dejas otro remedio Judis- dijo Colin

-¿qué vais a hacer?- les dijo la bruja oscura aburrida.

En una fracción de segundo, Hírador se abalanzó sobre la bruja oscura y Nia y Beybac sobre Masbou



Beybac y Nia mordían, a Masbou. Beybac al ser más pequeño y ágil que el resto iba de un lado a otro del dragón oscuro, arañándolo, mordiéndole, lanzándole llamaradas, y mareándole, y Colin le ayudaba con su espada. Nia mientras, intentaba estrangularle con su largo cuerpo, pero tenía el cuello muy grueso y no conseguía más que darle una vuelta y media, aún así le clavaba las unas, y Razarc intentaba cortarle la yugular con su espada.

Masbou se percató de las intenciones de Razarc. Así que agarró con su enorme pata delantera, el largo cuello de la dragona, le apretó fuerte y rugió. Después la lanzó y la mandó con Razarc encima, contra una pared. Después cansado de que Beybac volara a su alrededor, le lanzó una bola de energía oscura. no llegó a darle, pero si le rozó el costado del pequeño dragón y de la fuerza del impacto Beybac salió disparado. La cuerda que ataba las piernas de Colin se soltó y este salió disparado.

-¡¡Beybac!!- gritó el chico corriendo hacia el dragón. Este en el costado, donde le había dado la bola de energía, le faltaban algunas escamas y tenia bastantes de ellas quemadas -¿estás bien amigo?

{si. Me duele, pero podemos con ellos. Debemos unir nuestras fuerzas}

-si. Vamos a hacer ahora- miró hacia el dragón oscuro, que estaba de pie, sobre las cuatro patas, intentando cazar a Hírador con la boca. Hírador y Eaoden estaban dando vueltas alrededor de la bruja oscura, y esquivando sus ataques, a la vez que ser cazados por el dragón.

Razarc y Nia, fueron a volver al ataque cuando Colin les detuvo y les avisó de que había llegado la hora de unir sus energías. Rápidamente Colin montó en Beybac se ató bien fuerte y fueron a avisar a Eaoden.

La bruja lo oyó y se asustó, así que le dijo a Masbou que se fuera al triste patio trasero.

Los chicos unieron sus mentes. No era fácil pero lo habían practicado muchísimas veces, sus tutores ponían especial ahínco en ello. Ahora pensaban los seis como si fueran uno solo. Todos sus movimientos estaban coordenados, nada se les escapaba.

Salieron de la habitación al patio, a por la bruja que los esperaba. Los chicos iban atacando con la espada y con pequeños hechizos. Hírador lanzaba rafagas de aliento helado y Beybac y Nia llamaradas de fuego.

Judis atacaba como podía. Por muy poderosa que fuera, eran seis atacándola y se movían demasiado para lanzarles hechizos potentes. Cuando se vio muy rodeada, extendió los brazos en forma de cruz, y poco a poco fue subiéndolos mientras pronunciaba lentamente unas palabras en otro idioma, de golpe se quedó rígida, con los brazos extendidos, con los pulgares y los índices extendidos. Una esfera de color negro apareció alrededor de ella y Masbou. La esfera estuvo ahí quieta unos segundos, y de pronto se extendió formando ondas, como al caer una gota al agua, impactando sobre los dragones. Cuando estos recuperaron la estabilidad, Eaoden gritó:

-¡¡ya!!-

Como tenían planeado, los tres chicos con una mano extendida hacia le bruja oscura, gritaron en el idioma élfico las palabras que significaban paralizar. La bruja intentó contradecir el hechizo, pero fue incapaz. Los tres jinetes llevaron a bruja y dragón dentro del castillo. Y sin que ninguno de ellos lo esperara apareció Mosh.

En cuanto Masbou le vio se puso muy nervioso, más que la bruja oscura, a los chicos les costaba mantenerlo paralizado. Mosh se acercó a donde estaban, y se puso a hablar con la bruja aún paralizada en el idioma de esta. Al principio parecía que la bruja no quería escuchar y acabaron discutiendo. Pero reinó el silencio cuando Mosh recito:

-mágia oscura, vida infeliz
expulsa tu mal, vete de aquí
acoge su alma, en el colgante de plata
vigila que quien guardas no escapa

El cuerpo de la bruja oscura, empezó a convertirse en una especie de aura blanca, y como el viento fue volndo al rededor del cuello de Mosh, donde se convirtió en un colgante en forma de un plateado dragón formando una espiral.

-este colgante abrirá dos puertas, que tendrán este mismo símbolo. En una de ellas encerraré a la bruja, la otra será un simbolo que recordará para la eternidad el mal que encierran. Si alguna de las dos se abriera, la magia que retiene a la poderosa bruja oscura, Judis, desaparecerá y ella volverá.-

De pronto Masbou reaccionó sorprendiéndolos a todos, y se liberó del hechizo de los chicos. Dio un peligroso zarpazo a la pata mala de Beybac escupió directamente a la cara de Nia una bola de energía negra. Lanzó por los aires a Nia y Beybac, así como a sus jinetes y huyó. Eaoden con Hírador los persiguió. La enorme rabia que tenía Hírador le hacía superar los límites de sus fuerzas. Pero Masbou consiguió escapar.

Mosh fue a ver como estaban los dragones atacados. Nia... había muerto. No hay nada peor que a un jinete se le muera el dragón. Razarc lloraba desconsolado abrazado a su querida dragona. No se podía hacer nada.

A Beybac le quedaban pocos minutos para que sus fuerzas se agotaran. Sangraba demasiado de la pata herida. Ni siquiera Mosh podía curar sus graves heridas. Colin destrozado, acariciaba a su dragón recordándole lo mucho que le quería, le agradecía haber ayudado a retirar el mal de la bruja oscura, de Eridor. intentaba calmarlo un poco. Beybac esforzándose por hablar, le agradeció haberle ayudado a salir del huevo. Le lamió la cara al darle un beso, y no volvió a abrir los ojos. Colin empezó a llorar en silencio abrazado a su dragón, mientras seguía acariciándole.

Una única lagrima azul celeste se derramó de los ojos de Mosh. Llegaron Eaoden e Hírador, y vieron la horrible escena. Era horroroso ver a dos hombretones llorando desconsoladamente. Los dos estaban furiosos por no haber conseguido atrapar a Masbou. Y Eaoden se enfadó durante mucho tiempo consigo mismo por no haber seguido tras Masbou más tiempo, y haber conseguido vengar a sus amigos Beybac y Nia. Fue una escena realmente triste y dolorosa con los años pasaría la desesperación, pero no la pena, el dolor, ni el recuerdo.

Mientras tanto Masbou había huido al bosque del lejano sur, llevándose consigo a los Groin-tukh y algunos Nurborgs, tenía pensado seguir los pasos de su ama. Lo que Mosh no sabía era que él había retenido parte del alma de la bruja oscura, y podía crearle un cuerpo nuevo, pero tardaría años en descubrirlo.

Pasaron tres años. Colin y Eaoden estaban casados con las dos elfas de las que se enamoraron el primer día, y Razarc con una joven humana. Los tres vivían en el palacio con ellas. El día del 26 cumpleaños de Colin, Mosh llamó a solas a los tres chicos.

-chicos, he tenido tiempo para pensar- dijo el lobo pensativo- Razarc... desde que llegaste aquí has querido reinar tu propia ciudad ¿verdad?-

-¡por supuesto!- contestó el muchacho.

-estupendo pues. Un gran número de hombres está construyendotu ciudad. Todos son grandes fieles del poderoso Jinete de dragón Razarc-

-¡¡eso es maravilloso!!- dijo entusiasmado

-Eaoden...tu siempre has sido un gran lider, y ahora que Razarc abandonará Eridor... ¿Qué te parece la idea de que te nombre rey de Eridor?-

-¡¡¡¿cómo dices?!!!- dijo Eaoden que no sabía si le tomaba el pelo

-Te voy a nombrar rey de Eridor, puesto que, como sabeis, no voy a estar aquí siempre. Debo viajar por, Banthakhän, el mundo que creé y vigilar que esté en paz. Colin... tú tienes una misión importante... debes volver a Archelant, dentro de bastantes años un familiar tuyo vendrá a este mundo y me gustaría que os conocierais y vigilaras que tiene tanta bondad como tú mismo, para que no ocurra lo mismo que con Judis.

-está bien- dijo él

tuvo un día para despedirse de su mujer elfa y sus amigos. Y recoger algunas cosas personales que quisiera llevar a Archelant. Y cuando fue a rezar por Nia y Beybac una lagrima recorrió su rostro. A la media hora Mosh, le dijo que debían partir y marcharon a una pequeñita explanada de un bosque alejado.

-Colin, tengo dos cosas para ti antes de que te vayas- Le dio un collar, la cadena era de un rojo brillante- son escamas de Beybac, y el colgante es su uña. Para que no le olvides nunca-

-igualmente no le olvidaría, pero así tengo un recuerdo suyo. Muchísimas gracias Mosh- dijo poniendose el collar

-Aquí te entrego el otro- era una espada en su funda. Colin la desenfundó y vio que en el mango tenía una enorme perla roja en el dorado mango. La hoja era recta y afilada, con un intenso brillo rojo, y tenía algo escrito en élfico. Mosh lo leyó- pone, “Colin, jinete de dragón, jinete de Beybac”. La perla del mango es parte del huevo de Beybac.

-¡¡vaya Mosh!! Es preciosa. Pero lo siento, no puedo aceptarlo, volver a Archelant con una espada sería demasiado extraño, prefiero dejar la espada aquí. Así Eridor tendrá un recuerdo de Beybac y mío. Y si a mi familiar, le hace falta, que sea suya-

-la decisión es tuya, la cuidaremos bien. Colin ahora debes volver pero antes... hay una cosa que desconozco-

-¿el que Mosh?- dijo el chico extrañado

- no sé si el tiempo en Archelant transcurre igual que aquí-

-yo lo comprobaré. Mosh te quiero mucho amigo, te extrañaré durante el resto de mi vida.-

-yo también te quiero. Sin ti no habría creado este mundo- se abrazaron- Colin, aparecerás justo en el lugar de donde vinisteis-

-tendré mucho por explicar. De cuatro que éramos solo vuelvo yo. Dile al resto que les quiero- dijo al colocarse enfrente del lobo, como este le indicaba. Entonces, Mosh suspiró encima de Colin, y este solo pudo ver oscuridad. De no ser por que en Eridor se había vuelto más fuerte y estaba acostumbrado a volar en Beybac, se le hubiera revuelto el estómago sentía como si cayera hasta el centro de la tierra, cerró los ojos de la impresión

Cuando abrió los ojos se encontró tirado en un suelo rocoso. Todo estaba oscuro.

Se puso en pie, y gritó la palabra “luz” en el idioma élfico para crear algo de luz a su alrededor, pero la palabra no obtuvo respuesta. Después de intentarlo dos veces, se dio cuenta de que su mágia no funcionaba en Archelant.

-¡chaval! ¿que haces ahí en medio a estas horas?-

-pa... ¡papá!- dijo abrazándolo fuertemente.

-Colin ¿qué ocurre?-

-¡no te vas a creer lo que ha pasado!- dijo el chico emocionado. Le contó a su padre todo lo ocurrido, pero no se lo tomó como él esperaba

-dirán que los mataste, nos desterrarán ¡yo no quiero saber nada! ¡¡lobos que hablan, elfas, dragones!! Dirán que estás loco... diremos que os atacó un lobo, tu te diste un golpe en la cabeza y al despertar ellos ya no estaban-

-¿¡pero qué dices!?- dijo el chico asustado

-¡¡nos mataran por locos!!-

el padre de Colin mintió a los padres de sus compañeros, que quedaron destrozados. Pasaron dos tristes meses, atravesando las montañas kilic. Colin lo pasaba mal solo. La gente pensaba que estaba loco, así que decidió no hablar, por que solo hablaba de Eridor, Mosh, Ankairiel, Beybac, Eaoden y Razarc.

Cuando regresaron a casa, el padre de Colin contó a su familia lo que su hijo le había contado, y lo tomaron por loco. Pero el peor de todos era su hermano menor Corin. Siempre se burlaba de él. Un día Colin cogió sus maletas y las llenó, llenó las cestas de uno de los dos caballos que tenía la familia con comida y provisiones, y se marchó sin avisar.

Estuvo dos meses buscando una ciudad en la que vivir, y acabó viviendo, marchando a un claro de un bosque cerca de una pequeñísima playa. Poco a poco fue construyéndose una casa. Pasaron años y años. Cuando él ya era bastante mayor, vino un hombre muy elegante y le dijo:

-estimado Colin, traigo noticias de Sir Corin, su hermano menor. Me ha hecho anunciarle que traerá a su hija, ya que la madre de tal ha fallecido, para que usted cuide de ella. Que tenga un buen día señor- y se marchó así como vino

al cabo de dos semanas llegó su hermano con una hermosa jovencita, más bien triste, y la dejó ahí sin miramientos.

En un mes, se hicieron como padre e hija. Colin aún no lo sabía pero imaginaba, que sería Aravis, su sobrina, que iría a Eridor. y con esa esperanza dejó el huevo verde que encontró un día en Eridor, y se había traido con él, en una cueva al alcance de Aravis, con la esperanza de que lo encontrara.

Pero... eso es otra historia


FIN